He conocido a una familia singular. La familia del doctor Max Lainfiesta Valladares, odontólogo guatemalteco; es una familia extraordinaria dentro de las múltiples familias decentes de clase media que aún quedan en Guatemala. Es una familia que, unida, trabaja arduamente con el objetivo primordial de dar asistencia a la sociedad para amortiguar la quema de combustibles fósiles como recurso energético.
El doctor Lainfiesta es un hombre cordial, campechano y amante de la mecánica y sus secretos, que frisa los 70 años. Desde su juventud se interesó por la energía emanada del Sol y su tesis de Bachillerato la desarrolló sobre las manchas solares y su energía. En esa época los recursos enciclopédicos eran limitados en Guatemala.
Sus compañeros de estudios y amigos, debido a su iniciativa y a las «locuras» en su pasión por inventar máquinas, particularmente máquinas con la intención de ahorro energético, le apodaron Ciro Peraloca. Alrededor de 1985-6, el doctor Lainfiesta se interesó seriamente en producir calentadores de agua solares y se lanzó a la empresa de producirlos con la marca Enersol. El Dr. Lainfiesta creyó en su producto, aunque el mercado de Guatemala no respondió a sus expectativas y su pequeña empresa inicialmente no tuvo éxito por varias razones.
En los alrededores de 1986 la energía producida por la Empresa Eléctrica de Guatemala aún era muy barata, a pesar de ser más cara que casi toda la energía eléctrica mundial, y pocos se preocupaban por el ahorro energético. Aún no se hablaba mucho sobre el invisible monstruo que como mortífero cáncer avanzaba sobre Guatemala y el mundo: El calentamiento global debido a la quema de combustibles fósiles.
Sin embargo, lo encomiable, lo que se refleja en personas de esa talla aunque en su momento no sean comprendidas: La fe, la persistencia, la tenacidad y la sólida voluntad de hacer las cosas bien pensando en el beneficio de la humanidad y de la buena conservación del Planeta, finalmente rindió sus primeros frutos cuando sus hijos Elena, licenciada en Administración de Empresas; Max, ingeniero Ambiental y Héctor, ingeniero Ambiental, en 2002 creyeron sólidamente en la idea de su padre. Tomaron Enersol a su cargo y se aliaron con fabricantes de sistemas solares en Israel y Brasil y quitaron énfasis a la producción para concentrarse en la comercialización e instalación de calentadores solares residenciales, industriales, etcétera y la difusión de las bondades de no utilizar energía producida por la quema de combustibles fósiles. Enersol es ahora una empresa de mucho éxito.
Como muestra, hasta el momento han producido calentadores solares industriales para la cadena de hoteles Porta en Atitlán y La Antigua Guatemala; Colegio Capouilliez; Hospital Hno. Pedro; Edificio Verdino, que es el primer complejo habitacional ecológico construido en la zona 15 de Guatemala; dentro de muchas importantes empresas e industrias más. Las instalaciones realizadas a la fecha ahorran a sus clientes y a Guatemala un poco más de Q38 mil diarios (Q1,140 mil mensuales) de la factura eléctrica, además del ahorro individual residencial.
Los sistemas de energía solar han sido legislados y subsidiados en Uruguay, China, España, Brasil, Hawai, Australia, Chile, Alemania, Inglaterra, Holanda, Portugal, Suecia y muchísimos países más. ¿Por qué los reposados legisladores(as) en Guatemala seguirán en adoración al dinosaurio? ¿Será por amor al dinero? ¿Qué piensa el lector?