Los partidos políticos buscan utilizar cualquier hecho como una “demostración de fuerza” con la que evidencian que su estatus hace que otros actores políticos se decidan por ellos. Eso mismo es lo que sucede en el Congreso de la República cuando cada uno de los diputados que se cambian de bancada como que es ropa interior, se adhiere a la nueva “organización política” a la que quieren pertenecer.
Esto evidencia que los partidos no son más que grupos de organización para el mercadeo de los candidatos y que utilizan a los que se han apropiado de feudos electorales a base de plata y obras con comisión para pasarlos a formar parte de sus listados de diputados que terminan financiando las campañas presidenciales en sus respectivas zonas.
Ningún partido gana poder para transformar al país con sumar diputados. Lo que gana es peso para el ejercicio del chantaje por medio del voto porque ni siquiera se les da la oportunidad a los congresistas de llegar a hacer sus exposiciones ideológicas o sus planteamientos de la agenda legislativa que tienen interés en impulsar (aunque tampoco es que tengan una). En Guatemala, el Congreso sería igual si son 5, 50, 100 o 158 diputados y se les da una fichita con peso de voto a los partidos. Porque lo que se tiene no son representantes, sino manos para levantarse cuando conviene y nombres para recibir sus cheques, pagos de favores, etc.
De parte de los individuos, no hay traición a sus principios porque nunca hubo principios de por medio a la hora de enrolarse a una de las organizaciones políticas. Lo que se pactó, que es la conveniente alianza para elección por medio de pisto por curul, se ha cumplido y ahora cada quien puede hacer lo que le dé la gana. Lo decente, sería que un diputado en desacuerdo con su partido se declare independiente porque es una demostración de reconocimiento de haberse equivocado y renunciar a una reelección. Pero en Guatemala se le quiere poner banda de héroe al traidor en lugar de exigir que presenten una profunda explicación del porqué para sus representados es más conveniente impulsar el programa de su nuevo partido.
Se pintan como tales las bancadas cuando salen a anunciar que “suman nuevos diputados” porque en el fondo es demostrar que son grupos sin ningún compromiso real con el país más que el de aprovechar las coyunturas electorales para colar en alguno de los listados y tratar de mantener el hueso, los “pacures” y el todos los otros beneficios oscuros que reciben los congresistas. El ciudadano, con su voto, puede premiar o castigar a estos diputados.
Minutero:
Con tan pobre desarrollo
no vendrá aquí la inversión;
entiendan que la corrupción
es lo que nos tiene en el hoyo