PINOCHET EL TRAIDOR


Las grandes controversias al respecto de los beneficios o maleficios del gobierno del chafarote golpista Pinochet se exacerbaron ahora con su fallecimiento. Bien dicen que en cuestiones de polí­tica y religión es mejor no discutir porque el apasionamiento hace presa de los contendientes en forma tal que jamás llegarán a ponerse de acuerdo. Eso ha sucedido con el golpista Pinochet.

Dr. Carlos Pérez Avendaño

Algunos lo han proclamado el salvador de Chile, ya que impidió el que ese pueblo cayera en las garras del comunismo y que posteriormente fue el propulsor de una economí­a que ha llevado a Chile a ocupar los primeros lugares en el mundo. Todo eso pudiera ser verdad y es así­ que valiéndose de ello algunos de sus partidarios han querido justificar sus abominables ejecuciones. En mi caso particular, me atrevo a hacer una crí­tica muy especí­fica a alguien que ya ha fallecido porque, ya en alguna oportunidad, cuando todaví­a se encontraba en uso de sus facultades, así­ lo hice. Me refiero a la mal intencionada y miserable acción que le jugó a su entonces amigo, el presidente constitucional de Chile, Salvador Allende. No puede encontrarse razón valedera, que justifique el que le haya pagado en esa traición tan deleznable.

Cuando el presidente Allende le llamó para solicitar su colaboración con el gobierno que presidí­a lo hizo apelando a su calidad de amigo, a lo cual Pinochet accedió. Indudablemente hubo un apretón de manos y una mirada a los ojos que selló ese compromiso de honor varonil. Sin embargo, pocos dí­as después lo traicionó y le dio una puñalada por la espalda.

Si Pinochet hubiera sido de otra calidad, deberí­a haber tenido la hidalguí­a y los atributos para responder a la oferta del presidente Allende diciéndole: «lo siento señor Presidente, pero no estoy de acuerdo con su gobierno, por lo tanto, no aceptaré su ofrecimiento, y es más, en este momento renuncio al puesto que ocupo y me uniré a las fuerzas de la oposición».

Estoy seguro que tanto sus amigos como sus enemigos hubieran aplaudido esa valiente e hidalga decisión de Pinochet que hubiera confirmado una extraordinaria calidad de hombre. Desafortunadamente no fue así­.

Pinochet le jugó sucio a su amigo, y habiendo aceptado su oferta, dí­as después lo traicionó de manera vil. Es esta miserable actuación, creo yo, lo que lo descalifica en la historia más que cualquiera otra de sus nefastas actuaciones.

Talvez alguien podrí­a aducir que si Pinochet hubiera hecho esa franquí­sima manifestación a su amigo Allende, este Presidente habrí­a ordenado su arresto inmediato, y habrí­a sufrido la condena y los castigos del caso. Sin embargo, esto es una discutible suposición y es más, aunque así­ hubiere sido de ninguna manera se justifica la traición.

El dolor del alma, el sufrimiento, hiere más que el dolor del cuerpo. Más que los clavos que traspasaron sus manos, al Hijo del Hombre le dolió más la traición de Judas que le traspasó el alma.

Creo que esos principios que marcan a un hombre de bien, estaban muy por encima del nivel de Pinochet y para él, chafarote golpista, una traición más se la podí­a pasar por en medio de las nalgas.

Son estos los aconteceres que las juventudes estudiosas deberí­an de discutir y aprender en las asignaturas de historia ya que son estos los hechos que pueden formar o deformar a las juventudes.