Pierden fuerza los pedidos de un Beirut


Las voces que exigen un Beirut «sin armas» luego de una mortí­fera batalla junto a una mezquita la semana pasada comenzaron a perder fuerza hoy, después de que el poderoso partido chií­ta Hezbolá manifestara su oposición a desarmarse.


El enfrentamiento del pasado 24 de agosto entre simpatizantes de Hezbolá y los de la facción sunita Al Ahbash empezó por una simple riña acerca de un puesto de estacionamiento en el distrito occidental de Burj Abi Haidar, pero pronto degeneró en una batalla campal con armas automáticas y lanzagranadas, que se cobró tres muertos.

Esta semana, varios ministros y responsables de seguridad se reunieron para intentar alcanzar un acuerdo sobre el control de armas en la capital, pero no lograron fijar las eventuales medidas que tomará el Estado.

«Afrontar este asunto implica que debemos reconocer la existencia de esas armas en Lí­bano», dijo el miércoles por la noche el primer ministro Saad Hariri, apoyado por Occidente y Arabia Saudí­, añadiendo que 1.500 soldados fueron desplegados en la capital.

Sin embargo, Hezbolá, un movimiento apoyado por Siria e Irán, desaconsejó que se le presione para que se deshaga de su abundante arsenal.

«Es inaceptable que se vaya más allá en estas iniciativas, cuyo único objetivo es complicar la polí­tica interior y aumentar la desconfianza entre los libaneses», dijo el diputado de Hezbolá Ali Fayyad.

El resultado de las advertencias fue que los partidarios del primer ministro se echaron atrás en su llamado en favor de un Beirut sin armas.

«La resistencia (Hezbolá) tiene por objetivo a Israel» dijo a la AFP el diputado Ammar Hury, del bloque de Hariri.

El diputado de la mayorí­a consideró que «las armas guardadas en los patios no pueden formar parte del arsenal contra la resistencia», pero añadió que no serán ellos quienes se encarguen del desmantelamiento. «Es al mando del ejército a quien le toca decidir cómo actuar de aquí­ en adelante», declaró.

«Tener esas armas extendidas por todas partes es alarmante, sobre todo cuando la seguridad y la estabilidad en Lí­bano, claramente, no están bajo control», dijo Sahar Atrash, analista de Oriente Medio del centro de reflexión International Crisis Group, con sede en Bruselas.

«Y una vez más, lo que se hace en Lí­bano es intentar manejar las consecuencias inmediatas de la situación, que no la situación global», añadió el analista.

Hezbolá es la única facción libanesa que mantuvo su arsenal tras la guerra civil de 1975-1990.

El partido chií­ta, que tiene dos ministros en el gobierno, sostiene que sus armas son necesarias para defender a Lí­bano de Israel, paí­s con el que libró una devastadora guerra en 2006.

Los analistas dudan que las armas de Beirut puedan estar algún dí­a bajo control efectivo del Estado, pero consideran que el acercamiento entre Siria y Arabia Saudita, apoyos regionales de la oposición y la mayorí­a, respectivamente, puede ayudar a contener la situación.