Piden sanciones contra Irán


El primer ministro israelí­ Benjamin Netanyahu pidió hoy «sanciones paralizadoras» para impedir que Irán se dote de armas nucleares, durante una visita a Berlí­n impregnada por el recuerdo del Holocausto.


Benjamin Netanyahu (I), primer ministro israelí­, y Angela Merkel, canciller alemana. FOTO LA HORA: AFP MICHAEL GOTTSCHALK

En una conferencia de prensa conjunta con la canciller alemana Angela Merkel, Netanyahu dijo que esperaba poder reanudar las negociaciones de paz con los palestinos «dentro de un mes o dos».

Pero insistió sobre todo en la amenaza que –según él– representa el programa iraní­ de enriquecimiento de uranio.

«El tiempo apremia», declaró. «Irán dice que quiere borrar a mi paí­s del mapa», «lo más importante que podemos poner en marcha son sanciones paralizadoras. Es posible ejercer presiones reales contra el régimen de Teherán», declaró Netanyahu.

Merkel apuntó, por su parte, que si antes de septiembre no hay una respuesta a las ofertas de diálogo que se hicieron a Irán, Alemania y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU examinarí­an sanciones más duras «en el campo de la energí­a y las finanzas».

Pero mientras ella recalcaba que las sanciones serí­an más eficaces con la colaboración de Rusia y de China, Netanyahu sugerí­a que, en caso de necesidad, se pasara por alto su oposición.

La canciller federal alemana exhortó a su anfitrión a detener la colonización de los territorios ocupados, por considerarlo una condición indispensable para reanudar las negociaciones de paz israelo-palestinas que deben desembocar en la creación de un Estado palestino junto a Israel.

El primer ministro británico, Gordon Brown, pidió lo mismo al recibir el martes a Netanyahu.

El jefe del gobierno israelí­ puso énfasis en que un futuro Estado palestino habrí­a de reconocer a Israel como «Estado judí­o», una expresión cuyas connotaciones la hacen difí­cilmente aceptable para los palestinos.

En Londres, Netanyahu habló del proceso de paz con el emisario estadounidense para Oriente Medio, George Mitchell, sin que al parecer se hayan logrado progresos en el ámbito de la colonización.

La visita de Netanyahu a Berlí­n estaba cargada de reminiscencias de la Shoah. Le fueron entregados los planes originales del campo de exterminio de Auschwitz, hallados en Berlí­n en 2008, una ocasión que aprovechó para hacer alusión a la amenaza iraní­.

«No podemos dejar a algunos llamar impunemente a la destrucción del Estado de Israel», declaró. La Shoah «podrí­a haber sido parada. No podemos dejar que esto se repita. Esta es la lección más importante», dijo refiriéndose al régimen de Teherán.

Los planos acabarán en el memorial del holocausto de Jerusalén. «Hay quienes creen que la Shoah nunca existió… que vengan a Jerusalén y que vean los planos de esta fábrica de muerte», añadió el primer ministro.

Por la tarde se convertirá en el primer jefe de gobierno israelí­ en visitar la Villa de Wannsee, al sur de Berlí­n, donde los dirigentes nazis decidieron en 1942 la «solución final», o exterminio de los judí­os en la Europa ocupada.

Por la noche partirá de Berlí­n rumbo a Tel Aviv.

PARALELO Campos de concentración


El primer ministro israelí­, Benjamin Netanyahu, hizo un paralelo hoy entre las amenazas de Irán contra Israel y el Holocausto al recibir en Berlin los planes originales del campo de exterminación de Auschwitz.

El Holocausto «se hubiera podido detener», estimó el primer ministro del Estado hebreo, en visita a Berlí­n. «Lo sabí­an, pero no hicieron nada. No podemos dejar que esto se repita».

«No podemos dejar que algunos llamen impunemente a la destrucción del Estado de Israel. Esta es la lección más importante», declaró, en clara referencia al régimen de Teherán, sin nombrarlo.

«No podemos dejar al mal organizar el asesinato masivo de inocentes», añadió.

El presidente iraní­, Mahmud Ahmadinejad, ha negado en varias ocasiones el Holocausto y manifestado su intención de «borrar» a Israel del mapa.

Netanyahu recibió, por parte de la editora Axel Spinger, los planes originales del campo de Auschwitz, encontrados por casualidad en un apartamento de Berlí­n en 2008.

El primer ministro agradeció a la editora del diario popular Bild por «haber ofrecido a Israel este verdadero regalo». Los planos están destinados al monumento funerario Yad Vashem de Jerusalén.

«Hay quienes creen que la Shoah jamás existió… que vengan a Jerusalén y que miren los planos de esta fábrica de la muerte», añadió.

Le acompañaba su esposa, Sara, cuyo padre fue, según él, «el único superviviente de una familia de 100 personas» y que emigró a Palestina en 1933.

«No sé cuantos miembros de la familia de mi mujer han muerto en estos búnkers», añadió, al designar los mapas, 29 documentos que describen con precisión el tamaño y el emplazamiento de las cámaras de gas y de los hornos crematorios.

El redactor jefe de Bild, Kai Diekmann, juzgó por su parte que Auschwitz «encarna, mejor que toda otra cosa, la culpabilidad y la ceguera de una nación entera».

Cuando se descubrió, el director de los archivos federales alemanes en Berlí­n, Hans-Dieter Kreikamp, calificó su importancia de «extraordinaria»: «es la prueba auténtica del genocidio sistemático y planificado de los judí­os de Europa», dijo.