Los países vecinos de Irak y el conjunto de la comunidad internacional deben abrir sus puertas a los refugiados iraquíes, que huyen de la violencia cada vez en mayor número, pidió el martes la ONU durante la primera conferencia internacional consagrada a este drama humanitario.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que preside el encuentro de dos días en Ginebra, estima que unos cuatro millones de iraquíes han huido de sus hogares.
Dos millones de ellos se han refugiado en los países vecinos, principalmente en Siria y Jordania, y los otros están desplazados dentro del país.
Cada mes, 50.000 personas abandonan sus domicilios, según el ACNUR, que afirma que las necesidades de ayuda son «exponenciales».
En un mensaje filmado, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advirtió que el drama «no se resolverá por sí solo» y demandó a los países vecinos «dejar abiertas sus fronteras y no proceder a las deportaciones».
Según Ban Ki-moon, «esto significa asegurar el acceso a los servicios de salud y educación». «Para los otros países significa seguir otorgando asilo o suministrando otras formas de protección», precisó.
El alto comisionado para los Refugiados, Antonio Guterres, que reclamó la asistencia de los países industrializados, recordó que en 2006 «los iraquíes se convirtieron en el mayor grupo de solicitantes de asilo» en dichas naciones.
Alrededor de un 95% de los iraquíes exiliados están refugiados en Oriente Medio, pero la cantidad de ellos que han huido a los países industrializados aumentó un 77% en un año, a 22.200 personas.
La ONG Human Rights Watch (HRW) exigió un esfuerzo particular de parte de Estados Unidos y Gran Bretaña, cuya invasión de Irak «causó directamente miles de muertos, sembró el terror y provocó sufrimientos y desplazamientos forzados».
«Esto precipitó un conflicto religioso que provocó otras violencias, persecuciones y desplazamientos en gran escala», afirmó Bill Frelick, director de HRW a cargo de los refugiados.
El atentado contra el mausoleo chiita de Samarra (norte) en febrero de 2006 desencadenó una ola de violencia sin precedentes entre sunitas y chiitas. Desde entonces, más de 800.000 personas huyeron de sus hogares, según el ACNUR.
La Organización Mundial de Migraciones (OIM) se inquietó por su lado por señales de que se cierran las puertas a las comunidades desplazadas dentro de Irak.
«Las gobernaciones de Babilonia, Basora, Kerbala, Muthana y Thi Qar no reciben actualmente a las personas desplazadas salvo que provengan de la misma región», indicó la OIM.
La organización denunció que «algunas jóvenes se ven obligadas a casarse con un miembro de las familias de acogida o con rebeldes a fin de posibilitar que las familias desplazadas se queden» en el nuevo territorio.
Ban pidió al gobierno iraquí «reconocer las necesidades de estas poblaciones vulnerables y trabajar sin descanso para crear las condiciones de un regreso en seguridad» de las personas desplazadas o refugiadas.
Sesenta países participan en la conferencia de Ginebra, entre ellos Irak, representado por su ministro de Relaciones Exteriores, Hoshiyar Zebari.
Al inicio de la conferencia, la Federación Internacional de las Sociedades de la Cruz Roja y de la Medialuna Roja solicitó 11,2 millones de euros (15,1 millones de dólares) a la comunidad internacional para los iraquíes desplazados en Siria y Jordania.