La capital brasileña, que el próximo año será sede de la apertura de la Copa de las Confederaciones, pidió apoyo de fuerzas federales para combatir una ola de violencia que tiene alarmada a la población, informaron hoy las autoridades.
Una ola de secuestros relámpago para obligar a las víctimas a sacar dinero de cajeros automáticos y un incremento de robos de automóviles motivaron el llamado del gobierno del Distrito Federal a pedir apoyo a la Fuerza Nacional de Seguridad, un cuerpo de seguridad de alcance nacional adscrito al Ministerio de Justicia.
Serán 100 agentes que cuidarán las fronteras del Distrito Federal con el estado vecino de Goias, hacia donde se considera que huyen los responsables de los crímenes en Brasilia y ciudades del entorno, explicó la secretaria nacional de Seguridad Pública, Regina Mikki.
«Lo que vamos a hacer en el entorno es cerrar la frontera para evitar problemas tanto al gobierno del DF (Distrito Federal) como al gobierno de Goias», dijo Mikki a periodistas poco después de reunirse con el secretario de Seguridad del Distrito Federal, Sandro Torres Avelar.
Cifras de la secretaría local indican que 80% de los autores de los secuestros relámpago registrados en Brasilia pasaron por la salida de los límites del Distrito Federal, donde la policía local no tiene autoridad para intervenir.
Con una población de 2,5 millones de personas en toda la ciudad capital, la región ha sufrido en los últimos meses un repunte de los secuestros, con 46 casos registrados en agosto. A lo largo del primer semestre del año se registraron 463 casos, un 35,8% más que en el mismo período de 2011.
La semana pasada fue secuestrada la arquitecta Débora Crivella, de 30 años, hija del ministro de Pesca Marcelo Crivella, al ser abordada por un asaltante armado cuando estaba dentro de su vehículo. La joven aprovechó un momento de distracción del asaltante para huir del auto sin sufrir heridas.
Los agentes de la Fuerza Nacional de Seguridad tienen previsto cerrar las principales rutas de fuga de los delincuentes, en un operativo que se extenderá por tres meses y podría prorrogarse en caso de ser necesario.
El Ministerio de Justicia informó que la intención es frenar la salida de los asaltantes con víctimas de secuestro, así como controlar la salida de vehículos robados, que suelen ser trasladados a las localidades de Aguas Lindas y Luiziana, en el estado vecino de Goias, donde los preparan para ser vendidos.
Mikki explicó que el gobierno capitalino lanzó un programa con metas de reducción de criminalidad que están siendo cumplidas con un aumento de la presencia policial en las comunidades.
No obstante, el gobierno de Goias no dispone de suficientes agentes policiales, lo cual hace necesaria la acción de la Fuerza Nacional de Seguridad, que ayudará a evitar que delincuentes de ciudades de este estado actúen en Brasilia, dijo Mikki.
En Brasil las fuerzas policiales están bajo control de los gobiernos estatales, pero el gobierno federal dispone de la Fuerza Nacional de Seguridad, con alcance en todo el país, que interviene en situaciones de emergencia.
La preocupación por el auge de la criminalidad en Brasilia y el entorno surge en momentos que la ciudad se prepara para albergar la inauguración de la Copa de las Confederaciones de fútbol en junio de 2013. Un año después, la capital federal será sede de siete partidos del Mundial de 2014.