«La maja desnuda» de Goya, la «Olimpia» de Manet, la «Venus con el amor y la música» de Tiziano y la «Odalisca» de Ingres reunidas en una sala y confrontadas a los desnudos de Picasso: «Picasso y los Maestros» propondrá en París un conjunto excepcional de obras maestras con el hilo conductor de la mirada de Picasso y su «pintura de la pintura».
Los organizadores presentaron el miércoles en conferencia de prensa en París el proyecto de esta exposición, que será inaugurada el 8 de octubre en tres lugares distintos (en el Grand Palais la muestra principal, y dos salas dedicadas Picasso-Delacroix y Picasso-Manet respectivamente en el Museo del Louvre y el Museo de Orsay).
La muestra incluirá más de 200 obras procedentes de museos franceses y extranjeros y de colecciones privadas. Salas sucesivas («Modelos», «Colores», «Variaciones», «Desnudos», etc.) confrontarán las obras de Picasso a las de grandes maestros de la historia de la pintura, en un recorrido en el que lo temático y lo cronológico son supeditados a un sólo hilo conductor: la pintura del gran artista malagueño.
El Greco, Velázquez, Goya, Ribera, Tiziano, Rembrandt, Van Gogh, Delacroix, Manet, Cézanne, entre muchos otros artistas con los que Picasso no dejó nunca de dialogar a través del tiempo. «En la obra de Picasso hay una referencia permanente a los maestros, una relectura de la pintura que no cesó nunca», señaló Anne Baldassari, directora del Museo Picasso de París y una de las curadoras de la muestra.
«Esta exposición es excepcional, fuera de lo común, estoy tentado de decir imposible», declaró Thomas Grenon, administrador general de la Reunión de Museos Nacionales de Francia, indicando «que durante años fue un sueño, pero la dificultad del proyecto impidió realizarlo hasta ahora».
Reunir las obras que permitieran confrontar a Picasso con sus maestros parecía «un reto imposible», agregó.
Finalmente, para lograrlo se necesitaron los esfuerzos aunados de cuatro instituciones (La Reunión de Museos Nacionales de Francia, el organismo oficial que gestiona estas instituciones, y los museos Picasso de París, Louvre y Orsay). Grenon agradeció asimismo a los museos internacionacionales que prestaron sus obras, y especialmente al Museo del Prado de Madrid, cuyo «generoroso préstamo da una dimensión excepcional» a la exposición.
«Tendremos una concentración de obras maestras que creo inédita», recalcó.
«La exposición confronta pasado y presente a través de la mirada de Picasso», acotó Baldassari. «Picasso trae todas esas pinturas al presente, las hace contemporáneas suyas: es pintura viva».
Con ella «Picasso nos hace el regalo magnífico de poder ver todas esas obras esenciales de la historia de la pintura vivas, y contemplarlas en la actualidad de su mirada y en la intensidad de su interrogación», agregó, estimando que la exposición «va a cambiar la percepción de la obra de Picasso y la de los grandes maestros» de la historia de la pintura.
La otra curadora de la exposición, Marie-Laure Bernadac, conservadora a cargo del arte contemporáneo en el Museo del Louvre, recordó que Picasso decía que «un pintor es finalmente un coleccionista que hace él mismo los cuadros que le gustaron de los otros» y que «no hay pasado ni futuro en el arte: una obra de arte debe vivir siempre en el presente».
Lo que vamos a mostrar es «la mirada viva de un artista hacia las obras del pasado. Es esa relación entre pasado y presente que funda la exposición», dijo.