En casi todo el mundo se ha deteriorado progresivamente la flora por diversos motivos imputables a las autoridades de gobierno de los países subdesarrollados y superdesarrollados.
Empero, no vamos a extendernos en relación con lo que acontece a nivel global. Nos interesa todo, pero especialmente el caso de Guatemala.
La deforestación afecta en nuestro país a lo largo y a lo ancho de todo el territorio nacional. Cierto es -justo es reconocerlo y decirlo claramente- que de cuando en cuando o en las ápocas invernales, millares de escolares, campesinos -hombres y mujeres- siembran arbolitos de toda clase en los diferentes ambientes urbanos y rurales, más que todo en estos últimos. No obstante, la gente ignorante y perversa destruye los arbolitos, y otros causan incendios en las llamadas rozas o malintencionadamente al aproximarse las lluvias para cultivar la tierra.
Nuestro lejano Petén viene sufriendo gran deterioro en las llamadas “áreas protegidas”, que de protegidas solo tienen el nombre, pues no hay guardabosques ni autoridades civiles y militares que velen efectivamente por su protección.
Al ecosistema El Gran Humedal se le conoce en otras partes del planeta con esa denominación, así como en este suelo centroamericano.
Aquí, el Humedal de nuestro país está situado en la Laguna del Tigre, del departamento de Petén. Es un lugar importantísimo que constituye legítimo orgullo para los guatemaltecos, pero en la actualidad la Compañía Petrolera Perenco está metida en la citada laguna explorando y, a lo mejor también, explotando ya el oro negro, por lo cual, como consecuencia de dicha actividad, con los químicos y con los gases tóxicos está provocando contaminación en el área.
En la Laguna del Tigre hay mucha riqueza de fauna y flora. Abundan las dantas, los jaguares, los tapires, los tucanes, (real collarejo y tucanetas), los monos-araña, los “saraguates”, las guacamayas rojas o reales cajolitas, los pavos acelados, los venados, los ositos hormigueros, los pizotes, los armadillos (o cusucos), numerosas aves multicolores y canoras (muchas de ellas migrantes), lindas mariposas, insectos picadores que de noche iluminan como las luciérnagas.
Toda esa riqueza de animales tiende a desaparecer del área mencionada, la cual viene siendo similar a lo que posee Brasil, y es la región más grande de los restantes países centroamericanos. Las humedades son consideradas como las más ricas del mundo. Desgraciadamente, ese tesoro puede ir desapareciendo parcial o totalmente en el curso del tiempo.
Guatemala suscribió el convenio conocido como Ramsar (Organización mundial sobre preservar las fuentes de agua), convenio que fue aprobado en Irán, pero casi no se cumple. Las autoridades han dejado de lado lo convenido internacionalmente respecto al agua que ya comienza a escasear en algunos países.
Es grave lo que está ocurriendo en el departamento de mayor extensión de nuestro país. Corre el riesgo de convertirse en un desierto para infortunio de nuestro pueblo y de nuestros hermanos de todo el Istmo y, asimismo, de otros países.
Para colmo de males, en el contorno de la Laguna del Tigre están surgiendo pueblos dedicados a realizar cultivos de subsistencia en desmedro de la flora. No se sabe si los habitantes, en su mayoría campesinos peteneros, mexicanos y posiblemente beliceños, están arrasando la frondosidad de toda el área donde se está enrareciendo el ambiente por las actividades de la empresa petrolera Perenco, y hay gente que invade buena parte del territorio petenero. Debe frenarse ya, pero ya, antes que se produzca una completa situación desértica en el departamento que en no lejanos años funcionó sin mayor eficacia con base en realidades, un “gobierno chiquito” (la FYDEP), jefeada por el coronel Oliverio Casasola.
Los hombres que gobiernan deben hacer hasta lo imposible por resolver lo que está pasando en la Laguna del Tigre ¡antes de que sea demasiado tarde!