«Pésimo precedente»


Federico Castillo Valenzuela

Lamentablemente la desconfianza hacia los polí­ticos en lugar de irse desvaneciendo con buenas acciones y obras de parte de éstos, cada dí­a la población guatemalteca se desencanta más gracias a los sonados casos de corrupción que se conocen a través de los medios de comunicación, lo que en mi opinión debiera ser analizado por todos los partidos polí­ticos integrados a un Gran Concejo Nacional, por medio del cual debieran emitirse algunas normas para impedir el fácil acceso a estas organizaciones por parte de personas inescrupulosas e incorrectas que si bien es cierto, llegan cargados de «pisto», también lo es cuando se ponen al descubierto sus anómalos actos «privados», ocasionan un enorme deterioro al partido de que se trate.

Con mucho malestar y preocupación me he enterado que el señor Alfredo Can Cab, quien cobra salario en la Municipalidad de El Estor, nombrado en la Administración que dirige el actual alcalde Rigoberto Chub Cucul, llevado a ese cargo por el partido FRG, pero ahora ya integrante del partido UNE; fue sorprendido por agentes de la Policí­a Nacional de aquella localidad portando un fusil AK-47, por lo que fue detenido y conducido a los reparos policí­acos, procedimiento que por supuesto llegó al conocimiento del alcalde Chub Cucul, quien molesto exigió a los agentes que liberaran al pací­fico empleado municipal que labora, según Chub Cucul, en el área de mantenimiento, como que si los trabajos materiales ya no se hacen con palas, azadones, piochas, cobas y machetes, sino con poderosas armas AK-47 que, por lo visto, ahora sirven para abrir zanjas, romper banquetas o tirar tierra hacia otro lado del área de trabajo.

Lo importante de este caso es que es peligroso permitir que gente que no desempeña funciones de seguridad pública, anden tranquilamente en la calle luciendo su poderosa AK-47, especialmente alardeando de ser guardaespaldas del alcalde de El Estor, y que éste, molesto por la detención de su subalterno reaccione diciendo que si no liberan a Can Cab, ordenará que ya no le paguen la renta por el alquiler de local que la Policí­a Nacional ocupa, ya que es la Municipalidad la que paga dicho local, en virtud que la Policí­a Nacional no cuenta con recursos para tal fin.

Esto es un pésimo precedente protagonizado por el alcalde de El Estor, quien en lugar de asumir esa actitud confrontativa, debió buscar la forma de pedir disculpas por la imprudencia de su subalterno, reconociendo la falta o delito cometido y apoyando el estado de derecho que por supuesto apunta hacia la consignación del capturado.

Me preocupa esta situación también, porque nuestros polí­ticos no están dentro del ejemplo que la población esperaba de ellos, lo cual no es justo para todos los que hacen polí­tica, porque sin duda todaví­a han de haber sus contadas excepciones de gente de bien que quiere servir con honorabilidad y energí­a al paí­s. «La justicia sin fuerza y la fuerza sin justicia, son dos grandes desgracias.» J. Joubert.