Pese al peligro, guatemaltecos se preparan para festividades de fin de año


Marí­a Clara Morales Mejí­a, sostiene una de las últimas fotografí­as que se tomó junto a sus cinco hijos que perecieron hace un año cuando un silbador provocó un incendio en su vivienda.

Las festividades navideñas serán diferentes para Marí­a Clara Morales Mejí­a, pues su compañí­a será una fotografí­a que le recordará a sus cinco hijos que perecieron calcinados en el asentamiento Santiago de los Caballeros, en la zona 6, a causa de un incendio provocado por un canchinflí­n.

Samuel Flores

Mientras los guatemaltecos celebraban la Navidad del 2005, los cinco niños que dormí­an en sus camas perecieron durante una celebración que fue enlutada por la tragedia.

Ana Belén, de 2 años; Saulo Daniel, 3; Juan Antonio, 6; Clara Luz, 10 y í‰rika Esperanza, 13, murieron la madrugada del 25.

«Su ilusión era visitar a su tí­a que vive en la zona 18, por esa razón aguantaron hasta las 12 para acostarse y madrugar», dijo con llanto Morales Mejí­a.

«Yo nunca dejé encerrados con candado a mis hijos, lo que sucedió esa medianoche aún lo tengo grabado en mi mente y corazón», agregó. «Luego de las 12 fui a buscar a mi hijo Hugo David, mientras los pequeños dormí­an en la galera», añadió.

«Cuando retorné, observé el movimiento de vecinos y bomberos que luchaban por rescatar a mis pequeños; sin embargo, todo fue en vano», relató.

Marcados por la tragedia

A las 20 horas de esa Nochebuena, un canchinflí­n habí­a provocado un conato de incendio, el cual fue sofocado por la madre. Esa noche, ella dejó apagadas las velas con que alumbraba la humilde vivienda por carecer de instalaciones eléctricas.

Sin embargo, los vecinos quemaban cohetes, bombas, ametralladoras, canchinflines y todo tipo de artefactos pirotécnicos, sin saber que uno de ellos provocarí­a el infortunio.

Los Bomberos Municipales que cubrieron el suceso recuerdan que pese a haber actuado con rapidez en el combate del siniestro, todo resultó infructuoso, pues la humilde vivienda fue consumida por las llamas rápidamente.

«Al dí­a siguiente, los vecinos, incrédulos de la magnitud de la tragedia que pueden producir los petardos, organizaron una colecta para recaudar fondos y comprar los ataúdes», relató el vocero del CBM. «Una radio que también realizó una maratón para recaudar fondos contribuyó en los gastos del velatorio y entierro de los menores en el cementerio Las Tapias, en la zona 18», añadió.

Pero esa desgracia sólo fue un preámbulo a la magnitud del desastre que pueden producir los juegos pirotécnicos. El lunes 20 de noviembre del año en curso, 18 personas perecieron calcinadas cuando un incendio producido por un canchinflí­n arrasó 132 locales en el área conocida como El Granero, en el mercado La Terminal de la zona 4.

Los bomberos Voluntarios y Municipales trabajaron durante más de cinco horas para contener las llamas que ocasionaron pérdidas millonarias.

Según la comuna capitalina, los locales donde se inició el fuego no estaban autorizados para la venta de juegos pirotécnicos, pues es área destinada al expendio de otros productos.

Riesgo latente de amputaciones y muerte

Durante las festividades que se inician a partir del 7 de diciembre, los menores se exponen a quemaduras, amputaciones, ceguera parcial y total, efectos sicológicos por quemaduras y hasta la muerte, opina Nidia Aguilar, de la Defensorí­a de la Niñez, de la Procuradurí­a de los Derechos Humanos, PDH.

Sin embargo, también hay otro grupo vulnerable a los efectos de la elaboración y producción de juegos pirotécnicos, son los niños que trabajan en fábricas clandestinas ubicadas en San Juan Sacatepéquez, San Raymundo y en otras poblaciones, agregó.

De esa cuenta, la Defensorí­a practica operativos en las fábricas clandestinas a fin de verificar las condiciones en las que trabajan los niños, y comprobó las escasas medidas de seguridad en las que se desenvuelven los menores.

Además, no hay hospitales especializados en la atención de quemaduras y pese a que el Roosevelt y el San Juan de Dios tienen una unidad que atiende a damnificados por quemaduras, en casos extremos el riesgo se incrementa.

Proliferan ventas de silbadores

Pese a la suspensión decretada por la Corte Suprema de Justicia, CSJ, en la producción, importación, transporte y comercialización de silbadores y canchinflines, por considerar que son peligrosos para la población, prolifera la venta clandestina

El 22 de noviembre, la CSJ decretó la suspensión provisional, gracias a la intervención de la Procuradurí­a de los Derechos Humanos, por considerar que las personas que comercializan ese tipo de artefactos ponen en peligro la seguridad de los demás.

Plan Belén

Ante el riesgo que representa el uso de la pirotecnia durante las festividades navideñas, los Bomberos Municipales coordinan el denominado Plan Belén, orientado a la reducción de emergencias causadas por los petardos.

De esa cuenta, el Concejo Municipal de la ciudad de Guatemala emitió el reglamento especí­fico que regula la venta, utilización y manipulación de artí­culos o productos pirotécnicos, que establece la base jurí­dica del referido proyecto.

El programa incluye capacitación a vendedores de cohetes, autorización y asignación de puestos de distribución durante el fin de año y monitoreo y supervisión en puestos de venta.

Las jornadas de capacitación son impartidas por los Bomberos Municipales con el objetivo de minimizar el riesgo y condiciones inseguras que expongan las vidas de los guatemaltecos.

El Centro de Capacitación está ubicado en el Bulevar Liberación y 12 avenida de la zona 12, de lunes a viernes, de 9 a 12 horas, a un costo de Q30 por persona.

Recomendaciones

Ante las tragedias producidas por los juegos pirotécnicos, los socorristas plantean las siguientes sugerencias para la venta de artefactos pirotécnicos:

Poner rótulos de «Prohibido fumar», e identificar las áreas de peligro.

También se sugiere evitar combinar en el mismo negocio ventas de juegos pirotécnicos con otro tipo de mercaderí­a. Se debe tener a la mano un extintor y cubetas con arena.

No se debe cocinar cerca de los lugares donde se guardan juegos pirotécnicos. Es mejor utilizar zapatos de suela natural o plástica, que no estén pegados con tachuela o clavos, puesto que pueden generar chispas. Hay que revisar que los cables de electricidad estén protegidos, para evitar cortocircuitos.

Es vital que los juegos pirotécnicos estén en un área ventilada.

Se debe observar que los niños no manipulen fuegos artificiales en los alrededores de donde se guardan esos artefactos.

Pese a que la población conoce el poder destructivo y las cicatrices que producen las quemaduras en los niños, millares de familias se preparan desde ya para las celebraciones con la compra de petardos.

Es necesario que los padres de familia concienticen a sus hijos en la manipulación de cohetes para evitar accidentes y tragedias que únicamente producen dolor, llanto y secuelas sicológicas en las potenciales ví­ctimas como lo son los niños, quienes representan a la población más vulnerable.

Sin importar el riesgo, hoy se observa la construcción de ventas de cohetes en la Avenida de las Américas, zona 14, la instalación de ventas navideñas en los campos del Roosevelt, zona 11, y proliferación de expendios en mercados, barrios y colonias populosas en espera del inicio de la temporada navideña, que arranca el próximo 7 de diciembre con la quema del diablo.

Luego, las tradiciones nos llevan a celebrar el Dí­a de Guadalupe, la Navidad y el Año Nuevo, con lo cual millares de niños correrán riesgo por quemaduras.

Estadí­sticas lamentables

El Cuerpo Voluntario de Bomberos, CVB, cubrió las siguientes estadí­sticas de personas quemadas durante las festividades navideñas por juegos pirotécnicos.

En el año 2002 se registraron 12 incendios en viviendas, ocho niños quemados por petardos y nueve conatos de incendio.

En 2003, 32 incendios en viviendas, 42 niños con quemaduras y ocho conatos de incendio.

En 2004, hubo 10 incendios, 10 menores quemados por cohetillos y cuatro conatos de incendio.

En 2005, se reportaron 10 incendios en viviendas, seis niños quemados y nueve conatos de incendios.

El 24 de diciembre de 2005 se produjo la muerte de cinco menores en el asentamiento Santiago de los Caballeros, zona 6, en un incendio provocado por un canchinflí­n.