PERSISTE LA Cí“LERA CONTRA LOS COLOM


Pasan los dí­as, pero al pueblo de Guatemala no le pasa la cólera por la vergonzosa actuación de su presidente Colom y que le mereció el desprecio de Fidel, un desprecio que se hizo extensivo a los guatemaltecos ¡Y yo creo que el pueblo tiene razón! Es que si acaso fuera usted, ílvaro, una persona a quién él admira, estoy seguro que ese comandante se habrí­a levantado de la cama donde dormí­a la siesta para acudir presuroso a recibirlo y darle un abrazo. Pero…no fue así­ y aunque usted no ha ofrecido ninguna aclaración al respecto, todos, todos los guatemaltecos sabemos que usted, al igual que todos los guatemaltecos nos sentimos ofendidos por ese deshonroso desaire que le ofreció el tumbador de caña. Indudablemente a usted d. ílvaro, ese desprecio le lastimó el alma.

Dr. Carlos Pérez Avendaño

Si acaso usted se hubiera presentado como un simple, pero gran camarada y quien, en vista a su amistad con el cubano se presentaba así­, de improviso para saludarlo, y él, su amigazo le hubiera mandado a decir: «perdoná ílvaro, pero ahorita, chico, no puedo recibirte pero, por favor regresá mañana», usted, como hombre digno, aun cuando en algo lo hubiera resentido, no se habrí­a sentido tan despreciado.

Pero resulta que usted, es algo más. Usted es el Presidente de nuestra Guatemala. ¿No cree que fue una incalificable, insensata, y tonta imprudencia lo que usted hizo?

Usted y d. Sandra, no pueden pretender ignorancia e indudablemente sienten una agobiante vergí¼enza que les obliga a alardear que no les importa. Se trata de un empecinado avestrusazo que no les permite ver claro en que consiste el cumplimiento del deber.

Es más, y que quede bien claro, d. ílvaro, que no se trata de decidir al respecto de los merecimientos de Fidel para ofrecerle esa condecoración, porque, como siempre sucede en esos casos, hay quienes están muy, muy a favor y otros que están muy en contra.

No, no es ese el punto. El punto crucial estriba en el hecho de haberse presentado representando al pueblo de Guatemala cuando a Fidel ni se le habí­a ocurrido invitarlos. Por eso fue que, cuando le avisaron, decidió no pasarlos adelante. Creo que Ud. y d. Sandra, quiéranlo o no, así­ lo habrán de aceptar.

Ustedes se habí­an imaginado que se les tomarí­a fotografí­as en las que el Comandante cubano aparecí­a en medio de los dos, fotografí­as que a ustedes les habrí­an servido como propaganda polí­tica para las próximas elecciones presidenciales aquí­ en Guatemala¡¡ Pero les salió el tiro por la culata y, lo peor, se pasaron llevando de corbata la dignidad de nuestra Guatemala y de todos nosotros los guatemaltecos. ¡Eso no se hace señores Colom!

Ese craso error, de llegar a la casa de Fidel, así­, de colados, y ponernos en ridí­culo, merece una petición de perdón. Es algo a lo que su calidad de Presidente, le obliga y que repetidamente se lo recuerda su conciencia. Es más, es algo que con todo el derecho le exigen todos los guatemaltecos, aun aquellos que, con otra clase de ambiciones pretenden defenderlo.

¡Saque la pata d. ílvaro. Sáquela! Así­ se sentirá un poco más tranquilo y así­ no se sentirá tan obligado a renunciar.