Persiste el misterio por «Baby Doc»


Jean-Claude Duvalier, exdictador haitiano, dejó su cómodo y tranquilo exilio en Francia, de donde salió sin que nadie se diera cuenta, y llegó a Haití­, en donde le esperaban juicios por violaciones a derechos humanos. FOTO LA HORA: AP Ramon Espinosa

Jean-Claude «Baby Doc» Duvalier comenzó su exilio en Francia residiendo principalmente en la Costa Azul: Manejaba un Ferrari, se vestí­a con modistos de prestigio y viví­a en una villa protegida por guardias con fusiles automáticos.


Luego tuvo que apechugar con un costoso divorcio, una sucesión de modestos apartamentos y una vida anodina. Han pasado 25 años desde que el ex «dictador vitalicio» de Haití­ huyó a Francia en 1986, y la mayor parte de los franceses se olvidaron que residí­a en el paí­s.

La misteriosa aparición de Duvalier este fin de semana en Haití­, donde es acusado de sembrar el terror y saquear el erario, es una nueva pesadilla para un paí­s que ha sufrido un demoledor sismo, un brote de cólera y unas elecciones presidenciales no aclaradas.

Las autoridades francesas insisten que no sabí­an que dejarí­a el paí­s y afirmaron haber quedado tan sorprendidas como cualquier particular. Después de todo, ¿por qué iba a marcharse? Al regresar a su paí­s, Duvalier, de 59 años, encara ahora un juicio por delitos que van desde la corrupción a la tortura.

Abundan las teorí­as sobre su partida. Algunos creen que podrí­a ayudarle a desbloquear unas cuentas bancarias suizas. Otros conjeturan que está gravemente enfermo y que desea vivir sus últimos dí­as en su patria, pero nadie sabe la verdadera razón.

En Francia, las gestiones para enjuiciar a Duvalier fracasaron hace años. Los medios informativos raramente lo mencionaban. Su mayor detractor en Francia, el fotógrafo y artista de origen haitiano Gerald Bloncourt, dijo que fue advertido por los agentes de inteligencia que dejara de amedrentar a Duvalier.

Los agentes «vinieron varias veces a verme y dejaron diáfanamente claro que deberí­a desistir», contó Bloncourt, quien en 1998 organizó un comité para intentar llevar a los tribunales a Duvalier para que fuera juzgado por crí­menes contra la humanidad. La fiscalí­a rechazó el pedido.

Duvalier tení­a 19 años cuando asumió el poder en 1971 a la muerte de su padre, Francois «Papa Doc» Duvalier. Padre e hijo presidieron uno de los periodos más tenebrosos en la historia de Haití­, cuando su policí­a secreta, los Tonton Macoute, torturaba y mataba a sus oponentes.

Duvalier fue depuesto, embarcado en un avión estadounidense y llevado a Francia el 7 de febrero de 1986, donde permaneció hasta el domingo, cuando abandonó el territorio galo con un pasaporte diplomático, según las autoridades francesas.

Francia tiene reputación de ser un refugio para déspotas y personajes internacionales de dudosa reputación y su dinero, desde Duvalier al ex dictador de la República Central Africana Jean-Bedel Bokassa.

Hay indicios de que Francia desea desprenderse de esa imagen: cuando el presidente tunecino Zine El Abidine Ben Alí­, que gobernó el paí­s durante 23 años con mano de hierro, huyó hace una semana lo hizo a Arabia Saudí­ y el vocero del gobierno francés Francois Baroin aclaró que «no hay posibilidad alguna» de otorgarle asilo polí­tico.