Tranquilo y con la esperanza de poder defenderse en su país: así recibió el salvadoreño Carlos Perla, preso desde 2004 en Francia, la noticia de su inminente extradición, la cual le dará, según declaró a la AFP, la posiblidad de «destapar la verdad» y terminar con la «conspiración» en su contra.
«Me esperaba la noticia y la respeto. Francia, por razones diplomáticas, no quiso oponerse a El Salvador ni defender con más ahínco a un inocente. Pero es consciente de la corrupción de mi país y por eso prohibió que se me juzgue por crímenes anteriores a noviembre del 2000», declaró el ex presidente de la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA).
Siguiendo las directrices del Tribunal Supremo, el Consejo de Estado, la más importante instancia administrativa de Francia, dio el visto bueno el lunes a la extradición de Perla, acusado en su país de asociación ilícita, negociación ilícita y peculado (malversación de fondos).
La justicia salvadoreña tiene 30 días para venir a buscar al ex empresario a Francia, ya que en caso contrario quedará en libertad.
«Vivo estos momentos con tranquilidad porque no he perdido la guerra. En Francia me he defendido como he podido y ahora paso a otra etapa de la que espero salir victorioso y durante la cual destaparé el nombre de los implicados en esta conspiración en mi contra», agregó Perla, de 57 años, que contestó a las preguntas de la AFP durante una visita de su esposa, Ana Coralia Chávez, en la prisión de Fresnes, en las afueras de París.
Consciente de poseer «secretos» que podrían perjudicar a la clase política salvadoreña, el ex funcionario teme por su vida, pero confía en tener «por fin el derecho» a responder a todas las acusaciones que se le imputan y pidió que su extradición no sea convertida en su país en «un circo mediático».
«He sido condenado sin juicio mientras los verdaderos culpables siguen en libertad. Pido a la justicia salvadoreña imparcialidad y que no sea sumisa», recalcó, lamentando por ejemplo que la prensa de su país haya publicado recientemente una fotografía falsa de una casa de la familia en la región del volcán de San Salvador.
Una vez más, Perla señaló directamente al ex presidente Francisco Flores y varios de sus colaboradores, a su adjunto en ANDA, Mario Orellana y al ex fiscal general salvadoreño, Belisario Artiga, como «los verdaderos corruptos».
«El plan de Flores y del fantoche de Artiga era que yo me declarara culpable para darme así un trato preferencial y arrebatarle el negocio de forma ilegal al español Joaquín Alviz», que había obtenido en El Salvador la importante concesión de las Revisiones Técnicas vehiculares (RTV), acusó Perla.
«Después, decidieron darle este trato preferencial a Orellana, que es el único y verdadero culpable de corrupción, pero cuyos bienes no han sido congelados, que entra y sale libremente y se divierte con dinero robado. Todo por ser amigo de Flores», agregó.
Según Perla, el caso de la corrupción en ANDA «fue viciado desde el principio» ya que se «quiso establecer su culpabilidad sin suministrar pruebas» y para ello «se amenazó a testigos», «hubo teléfonos intervenidos» y «se robó documentación» en la residencia del ex empresario.
«Flores pagó incluso a agentes de la policía nacional para que, aún sin existir órdenes de búsqueda contra mí, nos siguieran los pasos en Francia y tomaran fotografías de mi familia», recordó.
Por último, Perla subrayó que ha pedido a su esposa y cuatro hijos que permanezcan en Francia, independientemente del destino que corra él, ya que tiene miedo de lo que pueda ocurrirles en El Salvador.
Los allegados de Perla, cansados de las informaciones «inventadas» que ven publicadas en la prensa salvadoreña, subrayaron por su parte que el ex empresario no está deprimido ni internado en una unidad psiquiátrica de la cárcel y recalcaron que a partir de ahora no existe ningún recurso que pueda detener la extradición.
«Carlos está en una unidad médica desde que sufrió un derrame debido a un virus la pasada primavera (boreal), pero no es una unidad psiquiátrica. Tampoco está vigilado porque haya intentado suicidarse al conocer la noticia», concluyó su esposa, Ana Coralia Chávez.