PERFUMES DEL CIELO


Cuando Dios quiso hablarnos del amor y de la hermosura, se ahorró las palabras y creó a la mujer.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Las voces más bellas que los hombres podemos escuchar son las que salen de los divinos labios de una mujer.

Ese ser que se muestra sencillo, acogedor y bondadoso no es un ángel, sino una mujer.

El alma de la mujer es el lugar por excelencia donde se funde lo humano con lo divino.

Frágil como el pétalo de una rosa y firme como un roble en el vendaval es el corazón femenino.

¡Qué mejor tesoro para un esposo, que compartir su existencia con una mujer virtuosa!

Mucho más que la belleza exterior de una mujer vale la nobleza que lleva en su interior.