El presidente Otto Pérez Molina negó esta mañana que las farmacéuticas hayan financiado su campaña política, pero arremetió contra el exvicepresidente Rafael Espada, quien ayer denunció a La Hora los vínculos entre políticos y empresas productoras de medicinas.
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El mandatario fue consultado tras las declaraciones del exvicepresidente Espada, quien indicó ayer que “hay muchos intereses de las farmacéuticas dentro del Gobierno, porque son las compañías que ayudan al financiamiento de los partidos, eso lo saben todos los políticos y hay que pagarlo”.
Pérez Molina dijo a periodistas que no tiene ningún vínculo con Gustavo Alejos –supuesto vinculado a una farmacéutica– como los tenía el gobierno anterior, cuando este fungía como Secretario Privado de la Presidencia.
Además negó que Gustavo Alejos haya participado como financista de su campaña. Sin embargo no respondió a las preguntas de los reporteros, respecto a que la casa donde vive actualmente pertenece a ese empresario.
«Tal vez la campaña de Rafael Espada sí la financiaron y por eso lo está diciendo. La mía no la financiaron las farmacéuticas», dijo Pérez.
“SON COSAS MÍNIMAS”
Las declaraciones fueron brindadas durante una visita al Hospital Roosevelt, en donde varios pacientes se quejaron de la falta de agua y jabón.
Al ser consultado sobre las carencias en el centro asistencial, Pérez Molina expresó: «Lo que me está diciendo gracias a Dios son cosas mínimas, no me está diciendo que no hay medicina que tienen recibir, o el material quirúrgico”.
El mandatario indicó que había consultado al director del nosocomio, Carlos Soto, y al director del área, quienes le comentaron que se cuenta con galones de agua que se dan a los pacientes que los piden.
En el Congreso, el viceministro de hospitales, Marco Arévalo, dijo que aún no se ha comunicado con el director del Hospital Roosevelt, Carlos Soto, quien ayer denunció que ha recibido amenazas de muerte por vía telefónica.
Arévalo expresó en referencia al caso que “no es nuevo, ya que el año pasado el director del hospital de Malacatán, San Marcos, sufrió un intento de asesinato”.