Más de dos millones de personas se congregaron el jueves en el Monte Arafat para una jornada de plegaria, un momento importante de la peregrinación a La Meca, marcada por una concentración sin incidentes de los fieles iraníes contra los «enemigos del islam».
La ceremonia se realizó con buen tiempo, un día después de las tormentas que causaron la muerte de 48 personas en la región de La Meca.
Peregrinos de todas las nacionalidades se dirigieron a pie o en cientos de autobuses desde el valle de Mina, donde habían pasado la noche, al Monte Arafat, a unos 20 km al sudeste de la ciudad santa.
En el montículo rocoso, situado en el lugar donde el profeta Mahoma realizó su última prédica en 632, los peregrinos rezarán durante todo el día, pidiendo la misericordia divina.
«No puedo creerlo. (…) Estoy en el Monte Arafat, siguiendo los pasos del profeta Mahoma. Es el día más hermoso de mi vida», exclamó Fátima, que viajó desde Marruecos.
En su carpa, Faisal, un árabe israelí de 52 años, dijo que oraba por «la unidad de los musulmanes y la liberación de Al Qods (Jerusalén)».
El desplazamiento de los peregrinos desde Mina hasta Arafat está acompañado por un fuerte dispositivo de seguridad y la situación está bajo control, afirmaron el jueves al mediodía las autoridades sauditas.
Las lluvias torrenciales que cayeron el miércoles en La Meca y la ciudad portuaria de Jeda inundaron la ciudad de lona de Mina, donde los fieles pasaron la noche, obligando a algunos a abandonar sus carpas.
Las autoridades no precisaron si entre las víctimas de las inundaciones -inhabituales en esta época del año- había peregrinos.
Al atardecer, los peregrinos se dirigirán hacia el valle de Mina, para preparar el viernes el Aid al Adha, la fiesta del sacrificio, antes del ritual de la lapidación de estelas que simbolizan a Satán.
Por otra parte, en uno de los momentos más temidos de la peregrinación, la tradicional manifestación antinorteamericana de los fieles iraníes se desarrolló sin incidentes el jueves por la mañana. Varios miles de iraníes participaron en la misma, gritando consignas hostiles a Estados Unidos e Israel.
El mitin, convocado por los dirigentes de Iran, se llevó a cabo mientras la policía saudí permanecía a cierta distancia del campamento de los peregrinos de ese país, cerca del Monte Arafat.
Era difícil estimar el número de personas que tomaron parte en esa manifestación entre los 65.000 fieles iraníes que se encontraban en La Meca, ya que numerosos peregrinos permanecieron en sus carpas.
El jefe de la delegación iraní al Hajj, el jeque Mohamed Rishari, leyó un mensaje del guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, en el cual denunció a «los enemigos del islam que se esfuerzan por dividir» a los musulmanes, y pidió su unidad.
Rishari denunció también la acción de los «enemigos del islam (…) en Palestina, Gaza, Afganistán e Irak», lamentando la guerra entre los insurgentes chiitas y el gobierno en Yemen, que según él constituye «otra puñalada en la espalda de los musulmanes».
Esta manifestación tuvo lugar a pesar de las advertencias de las autoridades sauditas contra una politización de la peregrinación.