Benedicto XVI inicia el viernes una peregrinación de tres días en Austria, donde le espera un entorno cultural y espiritual más familiar que en sus últimos viajes, más aventureros, a Turquía y Brasil.
El Papa alemán centrará su mensaje en la identidad de Europa y su papel en el mundo, recalcó ayer el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, a un grupo de periodistas.
El santuario mariano de Mariazell en Estiria (al suroeste de Viena), que visitará el sábado, es «una dirección europea», según las palabras del cardenal Christoph Schonborn, arzobispo de Viena. Desde hace siglos este lugar atrae la afluencia incesante de peregrinos de Europa Central.
Otro de los objetivos del séptimo viaje pastoral del Papa, que comenzará y concluirá en Viena, es infundir ánimo a la Iglesia austríaca, que acaba de atravesar «años difíciles», explicó el padre Lombardi.
La Iglesia austríaca, golpeada por la secularización que afecta a todo el continente europeo, ha sufrido fuertes tensiones entre conservadores y liberales, así como los efectos del movimiento democrático y feminista, que agita el mundo eclesial europeo, y sigue estando muy vivo. Además varios escándalos de pederastia han mancillado la reputación del clero.
En una carta dirigida a los católicos austríacos, cuyo número ascendería a 6 millones de los 8 millones de habitantes según el Vaticano, el papa alemán hace hincapié en lo mucho que «quiere» a Austria, un país del que se siente cercano «desde su infancia».
Pero el jefe de la Iglesia católica quiere, ante todo, estar en contacto con el presente: «los conflictos y las cuestiones de una época que se vuelve cada vez más rápida, el debilitamiento de la fe y la dificultad de ser cristiano en cohabitación con diferentes culturas y tradiciones», anticipa.
El viaje tomará la forma de una peregrinación con ocasión del 850 aniversario de la fundación del santuario de Mariazell, y no de una visita pastoral, por lo que los baños de multitudes serán modestos, comentó el padre Lombardi.
La explanada de Mariazell, donde Benedicto XVI concelebrará una misa el sábado por la mañana, tiene capacidad para acoger como máximo a 50.000 fieles y la plaza de la catedral de Viena, donde presidirá la misa dominical, a unos 10.000.
El público estará compuesto esencialmente por responsables de las comunidades parroquiales. De todos modos la Iglesia cuenta con la televisión para que este viaje tenga el mayor eco posible.
Esta visita del jefe de la Iglesia católica a Austria coincide con la celebración en Sibiu (Rumanía) de una gran congregación ecuménica europea, la tercera desde el lanzamiento del movimiento ecuménico.
Alrededor de 2.500 participantes de todas las confesiones cristianas, entre ellos el patriarca de Constantinopla Bartolomeo I y los prelados ortodoxos rusos, así como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el secretario general del Consejo de Europa, Terry Davis, tienen previsto asistir a este encuentro, que podría rivalizar en protagonismo con el viaje del Papa.
El Vaticano asegura que no es más que mera coincidencia.
Los viajes
Benedicto XVI eligió Austria para el séptimo viaje pastoral de su pontificado, después de dos a Alemania, y uno a Polonia, España, Turquía y Brasil.
Elegido papa el 19 de abril de 2005, cuando tenía 78 años, Joseph Ratzinger viaja mucho menos que su predecesor Juan Pablo II, quien visitó 129 países en 26 años de papado.
El último viaje de Benedicto XVI se remonta a mayo, cuando visitó Brasil con ocasión de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. A día de hoy, ésta ha sido su única escapada fuera del entorno euroasiático.
A finales de 2006 viajó a Turquía, puente entre Europa y Asia, para reunirse con el patriarca ecuménico ortodoxo Bartolomeo I.
Esta visita a un país mayoritariamente musulmán será recordada por su oración en la mezquita azul de Estambul, un gesto conciliador destinado a pasar página tras la crisis abierta por su polémica disertación en Ratisbona (Alemania).
El 12 de septiembre de 2006, durante un viaje por su tierra natal de Baviera, el Papa pronunció un discurso en la Universidad de Ratisbona sobre la relación entre la fe y la razón que parecía establecer un vínculo entre el islam y la violencia, lo que había desencadenado la ira del mundo musulmán y una ola de condenas.
Se trataba de su segunda visita a Alemania desde su nombramiento como jefe de la Iglesia católica, tras asistir a las Jornadas Mundiales de la Juventud en Colonia (sur), en agosto de 2005.
Benedicto XVI viajó, asimismo, a Polonia para asentar su autoridad sobre una Iglesia que aún añoraba a Juan Pablo II y hacer una peregrinación al campo de exterminio nazi de Auschwitz.
En julio de 2006 estuvo en Valencia, en el este de España, para asistir a un congreso internacional católico sobre la familia.
Benedicto XVI tiene previsto asistir a las Jornadas Mundiales de la Juventud que se celebrarán en julio de 2008 en Australia.
También ha aceptado una invitación del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para acudir a la sede de la ONU en Nueva York, pero de momento no se ha fijado una fecha.
Asimismo, se prevé que viaje en 2008 al santuario de Lourdes (Francia) con ocasión del 150 aniversario de las «apariciones» de la Virgen. Y no se descarta que vaya a la sede del Parlamento Europeo, en la ciudad norteña francesa de Estrasburgo.
El gobierno israelí y la Autoridad Palestina han invitado, cada uno por su lado, a Benedicto XVI, pero el Vaticano estima que no se reúnen las condiciones políticas para un viaje de este tipo.
La visita del papa Benedicto XVI a Austria, del 7 al 9 de septiembre, girará en torno a la celebración del 850 aniversario del santuario mariano de Mariazell.
– LA BASíLICA DE MARIAZELL: principal lugar de peregrinación en la zona del Danubio, este santuario dedicado a la Virgen María fue creado en 1157 por monjes benedictinos a un centenar de kilómetros al suroeste de Viena, en las estribaciones de los Alpes.
Acoge cada año a un millón de peregrinos originarios de Austria, de Hungría, de la República Checa, de Eslovaquia, de Eslovenia, pero también de Polonia, de Croacia y de Bosnia Herzegovina.
La iglesia barroca actual, que en su origen era una capilla románica, se remonta a 1644 y acaba de ser remodelada.
En 1990, alrededor de 20.000 peregrinos de Europa del Este acudieron a este santuario para agradecer la caída de la Cortina de Hierro.
El santuario de Mariazell, que no está asociado a milagros ni a apariciones, debe su reputación a su «normalidad benedictina», según su superior, Karl Schauer.
Benedicto XVI tiene previsto celebrar el viernes una misa y rezar vísperas en este enclave cristiano, donde se estima que será acogido por unos 30.000 fieles.
Las obras para la instalación de las tribunas destinadas al público obligaron a talar cuatro tilos plantados en 1983 con ocasión de la visita de Juan Pablo II, predecesor de Benedicto XVI. La Iglesia austríaca se ha comprometido a reemplazarlos.
– LA CATEDRAL DE SAN ESTEBAN DE VIENA: símbolo de Viena y de Austria, esta catedral levantada a partir de 1359 sobre los cimientos de una iglesia románica mezcla elementos arquitectónicos góticos y barrocos de los siglos XVII y XVIII. Su aguja de la torre sur de 137 metros era la más alta de Europa cuando fue inaugurada en 1433.
Benedicto XVI celebrará el domingo en su interior una misa, seguida del rezo del íngelus en el patio, ante unas 30.000 personas, según las estimaciones de los organizadores.
Con motivo de la visita, un láser dotará la catedral de una segunda aguja de 137 metros de alto, que completará la torre norte, de 68 metros.
– LA ABADIA DE HEILIGENKREUZ: este monasterio cisterciense y uno de los más dinámicos de Austria, a unos 40 km al suroeste de Viena, acogerá el domingo, durante media hora, su primera visita papal en 874 años de historia. Es conocido por su seminario fundado en 1802 y en febrero recibió el título de «escuela pontificia», que lo sitúa bajo la autoridad directa del Vaticano.