Al leer el titular de este comentario muchos de los amables lectores podrán hacer esta pregunta: ¿cuándo le hemos tenido confianza a nuestras autoridades? A primera vista bien podrían salir beneficiados con la duda, pero si la memoria no me falla, por ejemplo, en el Banco de Guatemala, la mayoría de veces contamos con personajes que para no herir susceptibilidades evito mencionar sus nombres, pero que merecieron el mejor aprecio y reconocimiento de la mayoría. ¿Y quién cree que la máxima autoridad financiera hasta el momento haya dicho solo la verdad y nada más que la verdad, en cuanto a la quiebra de bancos, la falta de dinero circulante o que hayan todavía directivos y funcionarios de la banca privada agazapados o que pusieron tranquilamente sus pies en polvorosa después de cometer cuanta barrabasada era imaginable?
A estas alturas todavía no soy capaz de comprender cómo el más alto funcionario de la banca central guatemalteca no se haya ceñido a las más altas normas de la ética y responsabilidades para reconocer, desde el principio, la tremenda metida de pata de quién haya sido el responsable de que no hubiera pisto contante y sonante en el mercado, como que se haya esperado decir la verdad hasta el último momento, cuando vio la viga que se le venía encima.
Y es que la mayoría de chapines lo perdonan todo, no puedo asegurar con certeza si lo hacen por ser aguantadores, indiferentes, pusilánimes o porque se pasan de aprovechados. De uno de ellos, escuché más o menos lo siguiente: ?para eso hay periodistas, que sean ellos los que se fajen y peleen por la población y no exponernos a nosotros sudando calenturas ajenas y para colmo terminó diciendo: ?el periodista que quiera celeste que le cueste. Vaya comodidad y tranquilidad para ver las cosas. Pero no es de extrañar, la mayoría de chapines son buenos para quejarse, pero muy malos para labrar en conjunto un mejor porvenir.
¿Después de pasar revista a los acontecimientos del 2006 podrá caber un ápice de confianza para el actual gobierno que se dice democrático y honesto?: obras gestionadas por diputados, con comisiones de por medio; compras y contrataciones a granel sin el debido control y auditoría que exige la ley; constantes viajes alrededor del mundo sin justificación plena; campaña electoral adelantada por la flojera de un tribunal irresponsable; sangre, dolor y lágrimas por todo el país ante una violencia y delincuencia incontrolable; red hospitalaria colapsada sin que al final del año se haya superado; anarquía en el tránsito de vehículos, causa de múltiples accidentes y más embotellamientos; permanentes fallos inconsistentes de nuestros tribunales de justicia; costo de vida cada vez más lejos de satisfacer por las grandes mayorías y para terminar este breve resumen, una sistemática propaganda gubernamental falsa y mentirosa.