Pensar y actuar


EDUardo-Blandon-2013

El dominico brasileño y teólogo de la liberación, Frei Betto, ha publicado recientemente un artículo titulado “Abdicar de pensar”, en el que critica la apatía de la ciudadanía global al apoltronarse ignorando los problemas que agobian a la humanidad.   Es un modo de vida, afirma, en el que la posmodernidad se imbuye en la pasividad.

Eduardo Blandón


Los ejemplos según él son abundantes, pero se detiene en el caso de la descripción que Hannah Arendt (1906-1975) hace del criminal nazi Adolf Eichmann.  La filósofa creía, lo atestigua en “Eichmann en Jerusalén. Un relato sobre la banalidad del mal”,  que éste era un personaje malévolo y perverso, un monstruo.  Mientras por el contrario, era un hombre notablemente ordinario, insignificante y mediocre.
Esto contradiría, dice Betto, lo que uno a menudo supone: que los malos son gente ingeniosa y de talento.    Pero la mayor de las veces no es así, el mal se encarna en personas comunes y corrientes que “al no pensar”, siguen órdenes y se dejan llevar por preceptos ajenos.  Tal es el caso de Eichmann que, al decir de Arendt, cumplía con escrúpulos lo que se le asignaba: aniquilar a los judíos puestos a su alcance.
 La observación del brasileño sigue esta dirección.  La maldad está en relación directa con nuestra abdicación de pensar.  Y es ejemplar este tipo de renuncia entre políticos que, sin pensar, siguen dictados ajenos.  “Esas personas no sólo se visten con la camisa del servicio público, de la empresa, de la corporación (iglesia, club, asociación…) en que trabajan o frecuentan. Visten también la piel. Son incapaces de hacer un juicio crítico ante sus superiores, de discernir las órdenes que reciben, de decir NO  a quienes están jerárquicamente supeditados”.
La naturaleza de quienes encarnan esa vida de iniquidad frecuentemente es esquizoide.  Así, según el autor, no es complicado ver gente amorosa con su esposa e hijos, pero crueles a la vez con los que viven a su alrededor. Se trata de seres que personifican  al mejor estilo la personalidad del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Quienes renuncian a pensar, sin embargo, no solo “pecan” por acción, sino también por omisión.  Quien calla, dice el teólogo, consiente.  Y es aquí donde se concluye el artículo al elogiar la conducta de Edward Snowden y Bradley Manning (29 y 25 años respectivamente),  porque prefirieron la denuncia profética del mal a costa incluso de su vida libre y de bienestar.
 “Snowden se atrevió a denunciar la asombrosa máquina de espionaje del Gobierno de los EE. UU., capaz de violar la privacidad de cualquier usuario de internet; y Bradley divulgó por WikiLeaks 700 mil documentos secretos sobre la actuación criminal de la Casa Blanca en las guerras de Irak y de Afganistán”.  Son estos ejemplos, a decir de Frei Betto, los que debemos seguir.  Siempre pensar y actuar.