Guatemala es un país donde siempre hay algo que comentar, noticias que reportear-lamentar. Un lugar donde cosas insólitas suceden. Un espacio en la América Central donde las y los ciudadanos a falta de cerebro para comprender las «magníficas» políticas gubernamentales, tenemos o ni eso, según el mandatario, una maceta en la parte superior de nuestro cuerpo. Ornamentales si somos al menos y quizá de ahí derive algo productivo en el tema medio ambiental.
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Pero como la mía, mi maceta, se cuestiona todo el tiempo, quise reproducir en este espacio, algunos pensamientos, dudas, comentarios que florecen con la planta que vive dentro de ese recipiente que bien podría usarse de moda en las pasarelas de Milán, gracias al increíble ingenio de don Colom.
Así las cosas, digo yo, hay que ver como estamos que entre las virtudes que el Presidente pide al nuevo fiscal general está la valentía, y es que, claro, teniendo un promedio de 25 muertes violentas al día, las cuales por cierto se han incrementado con la nueva administración de la cartera de Interior, mínimo, quien «intente», y lo remarco porque claro está que ya en las alturas todo queda en eso, intenciones, lidiar con ese puesto debe poseer mucho arrojo o tener una fuerte amistad con el gobierno de turno para que la protección y seguridad que pagamos todos y cada uno de los guatemaltecos resguarde a unos cuantos, o sea a los de la foto.
Por otro lado, hay que ver que pese a toda la publicidad que Cohesión Social y sus programas realizan-gastan, muchos niños y niñas de Guatemala siguen sin recibir útiles, como el año pasado, sin que se nombren maestros, sin escritorios, pero eso sí, Â con reggaetón y pelotas en los patios los fines de semana por el programa de Escuelas Abiertas. Y lo digo, porque, pese a que me parece una buena iniciativa y a que en papel el proyecto se ve fantástico, hablando con madres de infantes de escuelas públicas de Occidente, parece que aún las cosas no terminan de cuadrar. Claro está que esto es un proceso y que los cambios no serán inmediatos, por lo tanto jactarse de logros sin que se hayan dado o sean totales es poco honesto.
Ni que decir de los hospitales, centros de Salud y las clínicas móviles solidarias, los cuales funcionan sin recursos económicos, sin personal o cerrados. Todas estas circunstancias no son nuevas, son algo así como parte del imaginario de las y los guatemaltecos, pero muchas veces pareciera gracias a la publicidad oficial, que en Guatemala todo es color de rosa, que las muertes de mujeres durante el parto disminuyen de forma sorprendente como declaró erróneamente el Presidente hace un tiempo, que la educación ha mejorado asombrosamente, cuando muchos niños y niñas pasan semanas sin docentes porque estos se jubilaron y no han asignado  a alguien más. Las vallas, los campos pagados y las declaraciones oficiales nos muestran un país prometido en campaña, mientras los índices de desnutrición aumentan, el narcotráfico crece y la Municipalidad capitalina censura en la Bienal Paiz la instalación en un bus.