La Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG) se pronunció esta mañana en contra de la pena de muerte y argumentó que su aplicación no reducirá los índices de criminalidad en nuestra sociedad, porque éstos son producto de otros factores, como la falta de acceso a la educación, a oportunidades de trabajo y la integración familiar.
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Los obispos de Guatemala se mostraron preocupados ante la controversia que existe sobre la pena de muerte y por ello dijeron que se ven obligados a emitir un pronunciamiento. Pablo Vizcaíno, presidente de la CEG, dijo que es lamentable que la promoción de la aplicación de la pena de muerte sea una forma de hacer campaña política.
«En Guatemala algunas cosas se ven amañadas y la justicia debe ser pronta y efectiva», resaltó Vizcaíno, quien además enfatizó en que «es una forma política» porque «ante una forma desesperada» por parte de los guatemaltecos, los políticos dicen: «yo les voy a ofrecer lo que quieren oír y «eso no es ético».
Ante la situación actual del país y la enseñanza de la Iglesia Católica, los Obispos censuraron como moralmente irresponsable la promoción de la pena de muerte como propaganda política. Además, pidieron que se fortalezca el sector justicia y que sea pronta, eficiente e imparcial.
La CEG envió esta mañana una copia con sus demandas a todos los diputados del Congreso de la República.