El Congreso de México investiga una serie de ataques de la delincuencia organizada a Petróleos Mexicanos (Pemex), la empresa estatal más importante del país.
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Varios trabajadores han sido secuestrados, además que los robos de combustible ocurren con frecuencia según reconocen los legisladores y el director de la paraestatal, José Suárez Coppel.
Los mayores problemas ocurren en Tamaulipas, en el noreste del país, donde se ubica la Cuenca de Burgos, una de las reservas de gas natural más importantes de México.
Pemex solicitó apoyo al ejército para que vigile la zona, especialmente en el pozo Gigante Uno que durante varias semanas redujo su nivel de producción por los problemas de inseguridad.
«Hay dificultades para operar en la zona por la presencia de la delincuencia organizada. Es una situación que nos preocupa», dijo Suárez en una comparecencia ante legisladores.
Datos oficiales indican que, este año, los problemas de inseguridad en la región han causado pérdidas por unos US$35 millones.
ATENTADOS
El director de Pemex reconoció que al menos cinco trabajadores de la paraestatal y dos más de una empresa contratista están desaparecidos desde mayo pasado.
La inseguridad en la Cuenca de Burgos obligó a extremar precauciones, como evitar el trabajo por las noches y solicitar apoyo de guardias para el movimiento de personal en la zona.
La Cuenca se ubica en el territorio que disputan los carteles de Los Zetas y El Golfo, que rompieron su alianza al inicio de este año.
Según el senador Arturo Escobar, del Partido Verde, los delincuentes solicitaron a Pemex el pago de US$4 millones para permitir operar los pozos en la zona.
Es un problema que pone en riesgo no sólo la estabilidad de la región sino la economía del país, pues Pemex es el principal contribuyente fiscal del gobierno, alega el diputado Alejandro Encinas, del opositor Partido de la Revolución Democrática.
«Si no se desmantelan esas bandas puede generar vulnerabilidad, incluso el riesgo de atentados a la infraestructura petrolera», dice.
ROBO DE COMBUSTIBLE
Además de secuestros y extorsiones, Pemex enfrenta con frecuencia el robo de combustible en varios estados del país.
De hecho, en los últimos meses la empresa ha presentado 1 mil 242 denuncias por este problema, que genera pérdidas de unos US$100 millones al año.
Entre los presuntos responsables del robo de combustible se encuentra el cartel de Los Zetas, pero también hay otras bandas que se dedican exclusivamente a esta actividad, según datos del Ministerio de Seguridad Pública.
Parte del combustible robado, como gasolinas, se vende en expendios mexicanos, pero también se ha dicho que empresas de Estados Unidos compran líquidos condensados -que fluyen en la extracción de gas- para su refinación y venta en ese país.
Recientemente, Pemex interpuso una demanda en cortes del estado de Texas contra cinco compañías estadounidenses.