PELIGRO: recesión inminente en Estados Unidos


George W. Bush (I), presidente de Estados Unidos, presentó ayer la necesidad de un programa de alza tributaria, en compañí­a de Henry Paulson (D), su secretario de Tesoro.

La recesión asomó esta semana su rostro más amenazante, con depreciaciones colosales anunciadas por grandes bancos neoyorquinos sacudidos por la crisis inmobiliaria, y un desplome en las bolsas mundiales, mientras el gobierno anuncia medidas para intentar sortear la crisis.


El ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, afirmó el jueves que la economí­a de Estados Unidos probablemente entrará en recesión, si es que ya no lo está, en una entrevista que concedió al Wall Sreet Journal.

«Los sí­ntomas están claramente allí­. Las recesiones no llegan suavemente. Se hacen notar por una discontinuidad en el mercado, y es posible describir así­ las cifras de las últimas semanas», añadió.

Greenspan destacó el í­ndice de actividad industrial ISM, que cayó a 47,7% en diciembre, tras varios meses poco por encima de la barra de 50%, que señala una contracción de la actividad.

í‰ste es «el tipo de cosas que observarí­amos si estuviéramos entrando en una recesión», explicó el ex presidente de la Fed.

El miércoles, el Citigroup, principal banco estadounidense por activos, anunció la pérdida de 10 mil millones de dólares en el cuarto trimestre, el doble de lo esperado por los mercados.

La principal razón de las pérdidas es que el banco tuvo que devaluar su cartera de activos en 18 mil 100 millones de dólares, a fin de reflejar la desvalorización de sus créditos hipotecarios, concedidos a familias de precaria solvencia financiera.

El anuncio acentuó el derrumbe bursátil de la semana y llevó a la agencia de calificación de riesgos Standard and Poor»s a rebajar su nota.

Aun más inquietante es el hecho de que las pérdidas del Citigroup fueron acentuadas por un aumento de 3 mil 300 millones de dólares por previsiones para créditos dudosos concedidos para consumo, un sector en el que ha aumentado la insolvencia.

Ayer, Merrill Lynch -otro de los grandes bancos estadounidenses- anunció pérdidas por 7.800 millones de dólares en 2007. Sólo en el cuarto trimestre, en el que se concentraron las mayores pérdidas, el banco perdió 9.800 millones de dólares.

La institución neoyorquina contabilizó depreciaciones de activos inmobiliarios por valor de 11.500 millones de dólares en el cuarto trimestre, después de 7.900 millones de dólares en el tercer trimestre y aumentó sus provisiones para créditos dudosos, llevando el esfuerzo total del trimestre a 14 mil 600 millones de dólares.

Los analistas preveí­an alrededor de 15 mil millones de dólares, lo que representa la tercera parte del valor de mercado del grupo.

«Como Citigroup (martes), los resultados han sido lamentables», comentó Patrick O»Hare, analista de Briefing.

Estos anuncios llevaron a sucesivas caí­das en picada de las bolsas asiáticas, europeas y estadounidenses, que sólo respiraron un poco ayer, ante la expectativa de un plan de Washington para reanimar la economí­a, anunciado por el presidente George W. Bush.

Como si todos estos males fueran poco, ayer entró en escena un actor poco conocido: las firmas de garantí­a de créditos, que se han visto afectadas por la crisis hipotecaria y pueden contaminar los tí­tulos que circulan por el mercado garantizados por ellas.

Una probable decisión de las agencias de notación, que actualmente examinan el tema, de rebajar la calificación de las principales firmas de este tipo -Ambac y MBIA- tendrí­a como consecuencia automática una pérdida de valor de todos los tí­tulos garantizados por ambas empresas, y ese movimiento afectarí­a de inmediato a los inversionistas que posean dichos papeles en sus carteras.

Los grandes bancos estadounidenses, si bien redujeron su exposición a los créditos de baja calidad, pero no los eliminaron del todo, pueden verse obligados a nuevas depreciaciones de activos.

Los mercados financieros temen que una declaración lisa y llana de quiebra de alguna de estas firmas anule las garantí­as de los papeles garantizados por ellos, lo que desencadenarí­a de inmediato una ola de pánico.

«Los sí­ntomas están claramente allí­. Las recesiones no llegan suavemente. Se hacen notar por una discontinuidad en el mercado, y es posible describir así­ las cifras de las últimas semanas.»

Alan Greenspan

ex presidente de la Reserva Federal