La protección de un valioso yacimiento de huellas de animales que habitaron el sur de la costa atlántica argentina hace 12.000 años, cuando el hombre comenzaba a ingresar en la región, corre serio riesgo por la falta de recursos y la amenaza turística, dijo la geóloga Teresa Manera.
La heroica tarea está a cargo de un pequeño grupo de científicos que viene batallando desde 1996 en Pehuen-Co-Monte Hermoso, una zona 600 km al sur de Buenos Aires visitada por Charles Darwin en 1832, recordó Manera, directora del Museo Municipal de Coronel Rosales, que lleva el nombre del naturalista inglés.
«Hemos logrado recientemente que se prohíba la circulación de vehículos en las playas que, además de dañar las huellas, producen una aceleración de la erosión costera. Pero tenemos que lamentar que hay huellas que tenemos registradas en fotografías y que ya no existen», reveló la geóloga.
Los rastros prehistóricos están diseminados en unos cinco kilómetros de capas arcillosas que se formaron hace miles de años y que se fueron superponiendo como un «milhojas» hasta ser cubiertas por la arena de la playa, indicó.
«Es muy delicada su protección y conservación porque siempre se pueden encontrar huellas y restos fósiles nuevos, cuando el mar y el viento barren la arena y los dejan al descubierto», agregó Manera.
En la zona, declarada Reserva de la provincia de Buenos Aires en 1995, se identificaron 22 especies diferentes de mamíferos y aves que convivieron hace 120 siglos en la región Pampeana.
La especialista indicó que también se había encontrado alguna huella humana aislada y explicó que «en ese momento el hombre recién ingresaba a la región».
Sostuvo que el tratamiento de estos yacimientos es diferente al de, por ejemplo, al de dinosaurios que se descubren en rocas duras porque éstas pueden fraccionarse e incluso trasladarse a un sitio cubierto.
«En estos casos se trata de rocas blandas que no pueden ser extraídas y el criterio científico es dejarlo en el hábitat natural y hacer moldes para que puedan exhibirse, además de tomar fotografías e imágenes de video», afirmó.
Manera recordó que para hacer un documental sobre la zona se habían destapado las huellas más relevantes, pero aseguró que esto no puede hacerse regularmente para complacer al turismo.
«Lo bueno es que el lugar siempre es una sorpresa porque no se sabe qué es lo que la marea y los vientos van a dejar al descubierto y qué es lo que vamos a ver», explicó.
Consideró que la zona «sería un excelente recurso de turismo ecológico cultural no masivo, pero con protección previa. También están los médanos con flora y fauna autóctonas del pastizal pampeano, que prácticamente está extinguido».
La profesora de la Universidad de Bahía Blanca destacó la prohibición de la circulación de vehículos en la zona pero insistió en que se debería evitar la extracción de arena y nombrar varios guardaparques con vivienda y equipamiento apropiado.
«Tenemos dos guardaparques a quienes yo considero héroes de la protección del medio ambiente» por las condiciones en las que trabajan, afirmó Manera e insistió en la necesidad de incrementar los recursos económicos.