En política hay varias clases de películas, pero sobresalen las de largo metraje, que son destinadas a preparar escenarios bien montados, con luces a colores, para que aparezca el personaje predestinado montado en un corcel blanco, para declararlo héroe por sus logros, para consolidarlo como líder continental, aunque no haya leche en los supermercados de su país.
Así con todo y luces de colores se montó todo el andamiaje de la liberación de rehenes de las FARC, que además del prestigio que ganaría el líder continental, este grupo quedaría como angelitos de primera comunión y se le quitaría ese apelativo de terroristas, que injustamente se les ha atribuido. El primer fracaso fue el aparecimiento de Emmanuel en un orfanato. A pesar de esto se continuó la película aunque al escenario le aparecieron algunas fisuras y algunas luces de colores ya se habían quemado.
A pesar de que no salió como se esperaba, la propaganda se siguió igual como que la operación hubiera sido perfecta, por lo tanto llegó el momento de subir al podio a los héroes, sólo que éste ya no fue tan alto, pero había que simular satisfacción por los logros alcanzados.
No se habían bajado del podio el líder continental y los angelitos de primera comunión, cuando empezaron a salir a luz las atrocidades de este grupo que además de todo lo que se ha dicho, también es narcoterrorista y desalmado, pues los rehenes más que como prisioneros, los tienen para usarlos como escudos humanos.
Ante todo este fracaso, el líder continental cree ahora que la recomendación de su comandante Castro es la más acertada o sea, forzar una guerra con Colombia, moviendo los peones de tal manera que al final parezca como una agresión de este país a Venezuela y que él se vea obligado a entrar a la guerra únicamente para defenderse, y que por un éxito al final, su pueblo lo declare por su triunfo el líder continental.
Que no se confíe mucho Chávez, pues le puede salir la criada respondona y así como no va a tener petróleo para Petrocaribe, tampoco va a tener para que se movilicen los venezolanos pues mucha de su infraestructura podría ser destrozada, ya que aunque los colombianos no son bocones, también tienen las suyas.