«Glee: The 3D Concert Movie hace que uno se dé cuenta de lo importante que es Jane Lynch para el éxito del programa de Fox TV.
Ella no aparece en la película del concierto en 3D, filmado en dos días durante una presentación reciente en su gira por Estados Unidos, y su personaje de la entrenadora gruñona Sue Sylvester hace demasiada falta. En cambio lo que nos queda son las presentaciones musicales, que tienen suficiente glamour y energía, además de que pueden ser contagiosas, pero parecen terriblemente serias sin ella.
El director Kevin Tancharoen no presenta muchas cosas nuevas fuera de lo que ya se ha visto en la serie de televisión tan popular. Los actores, en personaje, interpretan muchas de las canciones que se han convertido en las favoritas de sus admiradores, como Don’t Stop Believin de Journey, Born This Way de Lady Gaga y Somebody to Love de Queen, que acompañan con la misma coreografía y, a veces, los mismos vestuarios del programa.
Si alguien estaba buscando escenas reveladoras detrás de cámaras, que no vaya a verla. Amber Riley, Heather Morris y Naya Rivera se ayudan en el vestidor, pero todo es parte de la actuación, no se puede ver un sólo momento real o espontáneo.
A pesar de todo, si aman a Glee se sorprenderán. Son los ídolos que reciben cada semana en su casa y ahora saltan hacia ustedes en 3-D. Todos tienen múltiples talentos, son artistas jóvenes y dedicados que han tenido que trabajar mucho, pero al mismo tiempo hacen que todo parezca sencillo e incluso divertido.
Ellos le dan a la gente lo que quiere, si se trata de Gleeks.
También hay recordatorios interminables sobre el significado cultural de «Glee» y sus temas de inclusión y aceptación. Glee: The 3D Concert Movie habría sido completamente satisfactoria como entretenimiento escapista si sólo se tratara de una verdadera película de concierto. En cambio, entre las canciones se presentan las historias de tres fanáticos del programa: una animadora de secundaria que es enana, un joven gay que fue rechazado por un compañero y una mujer con problemas de adaptación social, obsesionada con Brittany, el personaje de Morris.
Todos han aprendido a sentirse mejor con quienes son gracias a Glee, según ellos. Sin duda son historias inspiradoras, pero parecen puestas a la fuerza y hacen que se detenga el ritmo.
Lo mismo ocurre con los testimonios de los aficionados fuera de los conciertos, la mayoría vestidos con camisetas hechas en casa, que hacen la seña de la «L» de Glee, que también es de Loser (perdedor), sobre su frente, pues dan la sensación empalagosa de repetición de un infomercial.
Afortunadamente Tancharoen regresa a la música.