Pekí­n cambia su paisaje urbano


La gran oleada de turistas y visitantes que se esperan en Pekí­n para el mes de agosto, coincidiendo con la disputa de los Juegos Olí­mpicos, se encontrará una ciudad muy renovada, que ha modernizado su paisaje urbano.


Las grandes obras emprendidas en los últimos años por el Gobierno chino tienen como principal objetivo dar una imagen al mundo de gran potencia moderna, coincidiendo con su momento de emergencia económica y sus grandes expectativas.

Hace treinta años, Pekí­n era una ciudad anclada en su pasado, como capital de un imperio decadente en el que los edificios solí­an seguir patrones de influencia soviética.

Los Juegos de 2008 son uno de los principales motores de esta gran metamorfosis, ya que de forma directa o indirecta al gran evento se han llevado adelante 10.000 obras de infraestructuras, algunas de las cuales aún estarán en proceso cuando la competición se inicie el 8 de agosto.

«Los Juegos Olí­mpicos son un evento mundial y se recurrió a lo mejor de la arquitectura mundial para esta ocasión», dijo Rory McGowan, director de la Oficina Internacional de la empresa de ingenierí­a y diseño Arup en Pekí­n.

Arup ha formado parte de varios grandes proyectos, como la nueva torre de la emisora CCTV o el Estadio Nacional, punto central de los Juegos y diseñado por la firma Herzog & De Meuron, que ideó el que es popularmente conocido como «Nido de Pájaro».

La torre de CCTV, cuartel general de la televisión estatal china, son en realidad dos torres que se unen en la parte superior, en una especie de «abrazo a gran altura».

«Pekí­n está llevando la arquitectura a una nueva dirección», estimó Ole Scheeren, socio alemán del arquitecto Rem Koolhaas y de su empresa OMA (Office of Metropolitan Architecture).

Para Scheeren, codiseñador del proyecto de CCTV, la complejidad del proyecto era tal que cree que supera lo realizado hasta el momento.

Además del simbólica nuevo Estadio Nacional, otras instalaciones deportivas han impactado al mundo y han pasado a ser estudiadas por expertos en arquitectura de todo el mundo.

Una de ellas es el Centro Nacional Acuático, concebido por los australianos PTW y que cuenta con ayuda de Arup. Entre sus principales atractivos está la imagen de pequeñas burbujas en movimiento en una estructura que se asemeja a un cubo o caja.

Otras obras no estrictamente deportivas se suman a este nuevo Pekí­n arquitectónico, como el Centro Nacional de Artes Escénicas, situado al este de la plaza de Tiananmen y que fue diseñado por el francés Paul Andreu, con una forma ovalada.

Como parte de la revolución en los transportes destaca la apertura de una nueva gran terminal en el aeropuerto pekinés, inaugurada en los meses previos a los Juegos y que firma el arquitecto británico Norman Foster.

«Ninguna ciudad del mundo ha tenido recientemente tantas obras de personas de prestigio mundial», declaró Scheeren en una entrevista reciente.

Gracias a este nuevo «skyline» y a la imponente imagen de edificios con aire futurista, Pekí­n ha comenzado a incluirse en las listas de ciudades de primera lí­nea para el turismo de arquitectura.

Scheeren destaca que las autoridades chinas han mostrado voluntad de preocuparse por la cultura y la nueva arquitectura, y no por las cuestiones meramente comerciales o de desarrollo especulativo.

A pesar de ello, también hay voces en el paí­s y fuera de él que se han mostrados crí­ticos con la decisión de llevar a término estos proyectos de arquitectura moderna, tanto por el coste como por los problemas de conservación de viejos edificios y monumentos.

Muchas de las crí­ticas están orientadas a que se ha construido mucho en muy poco tiempo y que la mayorí­a de nuevos edificios no está en sintoní­a con la cultura local y la tradición de los edificios chinos.

«Siempre es así­. Pensad en la Torre Eiffel cuando fue construida en Parí­s. Provocó una gran controversia. Esos edificios están en suelo chino y son parte de China, la gente aprenderá a amarlos con el tiempo», opinó el diputado Tan Xuxiang, de la Comisión de Planificación de Pekí­n.