Paz y prosperidad


Acuerdo. Kim Jong-Il (D), lí­der norcoreano, firma el acuerdo con Roh Moo-Hyun (I), presidente de Corea del Sur. Ambos se comprometen a mantener buenas relaciones. (AFP / La Hora)

Corea del Norte y Corea del Sur concluyeron el jueves su histórica cumbre en Pyongyang con un pacto de paz, una declaración conjunta destinada a promover la prosperidad y la promesa de desnuclearizar totalmente la pení­nsula 54 años después del final de la guerra.


«El sur y el norte comparten la opinión de que se debe acabar con el actual armisticio e instaurar una paz permanente», según los términos de una declaración conjunta citada por un pool de prensa.

Las dos Coreas, antiguos enemigos de la guerra frí­a, se encuentran ancladas en una situación anacrónica. Al término de la guerra de Corea (1950-53) sólo se concluyó un armisticio y no un tratado de paz, por lo que técnicamente siguen en guerra.

Separados desde hace más de cinco décadas, los dos Estados pidieron la celebración de una cumbre de «tres o cuatro paí­ses» para concluir formalmente un tratado de paz que necesitarí­a también la firma de Estados Unidos y China, los otros participantes en el conflicto.

Con una copa de champán en la mano, el presidente surcoreano Roh Moo Hyun y el lí­der norcoreano Kim Jong Il reiteraron asimismo su compromiso de desmantelar las instalaciones nucleares de Corea del Norte.

El régimen comunista habí­a aceptado, el pasado 13 de febrero, renunciar a su programa nuclear a cambio de una importante ayuda energética y de garantí­as de seguridad, cuatro meses después de haber realizado su primer ensayo atómico.

Según un acuerdo anunciado el miércoles por China, Corea del Norte parece haber dado un paso más al aceptar el desmantelamiento de su principal instalación nuclear de Yongbyon antes del 31 de diciembre bajo la supervisión de Estados Unidos.

La cumbre que concluyó el jueves es sólo la segunda en los 59 años desde que la Pení­nsula de Corea fue dividida. Un primer encuentro histórico habí­a roto el hielo entre los dos vecinos enemigos en 2000.

En el marco bilateral, Kim y Roh acordaron celebrar nuevas cumbres en el futuro. Sus ministros de Defensa deben reunirse el próximo mes en Pyongyang para intentar solucionar un antiguo conflicto marí­timo que enfrenta a los dos paí­ses en el norte del mar de China.

Roh y Kim acordaron asimismo ampliar la cooperación económica y los proyectos conjuntos y asociarse para construir un astillero en la ciudad portuaria de Nampo, al suroeste de Pyongyang.

También se inaugurará una lí­nea ferroviaria que cruzará la frontera entre los dos paí­ses con transporte de mercancí­as.

Desde el inicio de la cumbre el martes, Seúl y Pyongyang dieron numerosas muestras de buen entendimiento. El presidente surcoreano cruzó simbólicamente a pie la lí­nea de demarcación que separa a los dos paí­ses. Por su parte, el lí­der norcoreano, en un aparente salto del protocolo, recibió en persona a su invitado.

El presidente Roh afirmó en varias ocasiones que desea promover la reconciliación entre los dos Estados y dar un nuevo impulso al acercamiento iniciado en 2000.

Esta «polí­tica del rayo de sol», inspirada de la Ostpolitik alemana de Willy Brandt, se tradujo por reuniones familiares y una mayor cooperación económica.

Sin embargo, muchos observadores dudan del alcance real de este cara a cara, altamente simbólico, convocado por iniciativa de un presidente surcoreano en pérdida de popularidad dos meses antes de la celebración de elecciones presidenciales clave en el sur.

La oposición surcoreana reprochó a Roh haberse inclinado ante el norte al viajar a Pyongyang, un vecino considerado tan peligroso como imprevisible desde que hizo estallar su primera bomba atómica en octubre de 2006.

Lee Myung Bak, candidato conservador a las elecciones presidenciales de mediados de diciembre juzgó «lamentable que en cuestiones importantes, como la desnuclearizacion del Norte, o el alivio de los sufrimientos nacidos de la división de Corea (…), sea todo demasiado simbólico y no suficientemente esencial».

Principales puntos

Las dos Coreas concluyeron el jueves su histórica cumbre en Pyongyang con una declaración conjunta destinada a promover la paz y la prosperidad en la pení­nsula y a continuar el proceso de desnuclearización de Corea del Norte. He aquí­ los principales puntos:

1 – Corea del Norte y Corea del Sur se comprometen a aplicar la declaración conjunta proclamada durante la cumbre precedente, el 15 de junio de 2000, según la cual habí­an convenido trabajar para lograr una eventual reunificación, cooperación económica e intercambios culturales.

2 – Los dos paí­ses deben mostrar mayor respeto mutuo y superar sus divergencias tanto en el plano ideológico como a nivel de sus sistemas polí­ticos.

3 – Las dos partes se comprometen a solucionar sus diferendos por medio del diálogo. Establecerán una zona de pesca común en el norte del Mar de China para evitar nuevos enfrentamientos en ese sector fronterizo sensible. Los ministros de Defensa deben reunirse en Pyongyang en noviembre para evocar esta cuestión.

4 – Las dos Coreas reconocen la necesidad de superar el armisticio que puso fin a la Guerra de Corea (1950-53) y firmar un verdadero tratado de paz. Se comprometen a aplicar el acuerdo del 13 de febrero por el que Corea del Norte renuncia a su programa nuclear.

5 – Los dos paí­ses incrementarán su cooperación económica. Se creará una «zona de paz especial» en torno a la ciudad portuaria de Haeyu (unos 100 km al sur de Pyongyang). Los dos paí­ses se asociarán para construir un astillero en Nampo (suroeste de Pyongyang). Se abrirá un enlace ferroviario para mercancí­as entre el norte y el sur.

6 – Los dos paí­ses desarrollarán la cooperación en los ámbitos de la educación, la tecnologí­a, la cultura y el deporte. Se abrirá una lí­nea aérea entre Seúl y el monte Paekdu, montaña sagrada norcoreana situada en la frontera china.

7 – Facilitarán las reuniones de familias separadas desde la guerra.

8 – Los primeros ministros de los dos paí­ses se encontrarán en noviembre en Seúl para poner en práctica estos puntos.