El poeta griego Titos Patrikios tuvo una juventud bastante turbulenta. Atestiguó la ocupación de los nazis en la Segunda Guerra Mundial y tras la guerra civil griega tuvo que exiliarse por sus ideas de izquierda durante la dictadura en su país.
Los jóvenes griegos de ahora están viviendo un momento difícil pero para él no se puede comparar con lo que pasó antes.
«A veces la gente tiende a decir que es lo mismo, pero no es lo mismo, la crisis en la guerra y la ocupación de los Ejércitos extranjeros no puede ser comparada con los problemas de ahora. Tuvimos cientos de muertes a diario, ahora afortunadamente no hay eso. Tenemos problemas económicos, sociales, incluso psicológicos, pero no la tragedia de la muerte y en gran medida depende de nosotros superarlo», dijo en una entrevista reciente con The Associated Press en la Ciudad de México, donde se encontraba esta semana para participar en el Segundo Festival Internacional de Poesía y Prosa de esta capital.
A los jóvenes del mundo, y no sólo a los griegos, quienes se han convertido en el rostro de la desesperanza y la falta de oportunidades económicas, el poeta les daría un consejo.
«Les sugiero sólo una cosa: no le crean a los viejos que sugieren cosas, sean críticos con nosotros, porque es mi generación la que es en gran parte responsable de esta crisis. Nos deben escuchar, pero deben ser muy críticos con nosotros», dijo el poeta, uno de los más reconocidos de Grecia, nacido en Atenas en 1928.
El riesgo de que las presiones económicas dividan nuevamente a Europa es grande, según Patrikios, quien también estudió sociología y derecho.
«Si Europa no logra hacer una unión efectiva hay un peligro muy grande… Por muchos años después de la Guerra Fría Europa estaba dividida en Europa del este y Europa del oeste, luego se unió, pero ahora está el peligro de otra división, Europa del sur y Europa del norte», dijo agregando que esto se debe a los prejuicios que hay entre ambas regiones del continente.
A Patrikios, quien ha publicado cerca de 20 libros de poesía y otros títulos de prosa, ensayo y sociología, la poesía lo encontró en un campo de detención a donde fue remitido tras la guerra civil griega.
«Ahí la poesía me ayudó a enfrentar esa situación que era muy dura», expresó.
«Si la poesía tiene un papel práctico es que puede ayudar. Para mí el mayor elogio que me han dicho sobre mi poesía es que una vez alguien me detuvo en la calle para decir, ‘Señor Patrikios, quisiera contarle que un verso suyo me ayudó en un momento muy difícil de mi vida’… La poesía puede ayudar y puede ser útil».
El escritor está convencido de que la poesía tiene una ventaja por encima de los medios electrónicos.
«Tiene ese privilegio de que mientras siga en nuestra mente, la podemos retomar de nuestra memoria, algunos versos que se hayan quedado y usarlos a pesar de que todos los medios técnicos hubieran desaparecido. Por ejemplo, para ver televisión o Internet necesitamos electricidad…, pero la poesía sigue en nuestra mente y la podemos usar si estamos solos, si estamos en un desierto. La poesía nos da una gran herencia».
Su secreto para seguir escribiendo a pesar de todas las vicisitudes que ha vivido no es la constancia ni el empeño, sino la imprudencia.
«No fui prudente, porque si hubiera sido más prudente podría haber sido un buen abogado, un buen sociólogo o un buen profesor, pero en vez de eso estaba escribiendo poemas. El secreto es que preferí mi placer, pero el placer era también un riesgo: cuando escribes poesía nunca estás seguro del resultado».