El sol se filtra por agujeros en el techo e ilumina las paredes cubiertas de grafitis en edificios abandonados donde un grupo de chicos instaló un improvisado estudio de baile en la favela Borel de Río de Janeiro.
Gotas de sudor corren por las frentes de los bailarines y caen pesadamente sobre polvorientos pisos de cemento mientras los jóvenes se menean al ritmo de un baile llamado «passinho», o pasito.
El passinho existe desde hace años, pero su popularidad aumentó mucho en tiempos recientes gracias a las redes sociales, pues la gente difunde videos de sus bailes en YouTube y Facebook, atrayendo a veces miles de seguidores. El baile es particularmente popular en las favelas, donde se dice que aleja a los jóvenes de la delincuencia.
El baile, de hecho, se benefició de una campaña policial contra otra actividad nocturna, los ruidosos «bailes funk» organizados por pandillas y en los que abunda el consumo de drogas, la violencia y la explotación de niñas menores de edad.
En las fiestas de passinho se libran duelos de coreografías, en tanto que los bailes funk atraían cientos de personas que bailaban pegadito, lo que degeneraba con frecuencia en episodios de violencia y tiroteos entre la policía y delincuentes. El passinho combina pasos de samba, movimientos de breakdance como pararse en las manos y piruetas acrobáticas al ritmo de sonidos funk y tambores.
El sonido lo suministra equipo low-fi o incluso teléfonos multiusos de los bailarines. Es un baile «portátil» y surgen duelos en cualquier lugar donde haya espacio para pararse en las manos. Una de las estrellas del baile es Hilton Santos da Cruz Jr., un muchacho de la favela Borel conocido como «Hiltinho Fantástico».
Hiltinho sonríe de oreja a oreja cuando cuenta cómo un muchacho que veía videos de passinho online llegó a ser coronado campeón de ese baile este año en uno de los programas de variedades más populares de le televisión brasileña. Durante la competencia, su delgado cuerpo se retuerce y se desliza por el piso en forma espectacular.
«Antes había muchos chicos que se metían en el tráfico de drogas o que no salían de sus casas», afirma Hiltinho. «Ahora el passinho está cambiando todo, ayudando a la gente que podría tomar el rumbo equivocado. Incluso a mí».