Desde hace dos decenios, en París, en la cercana Versalles y también en provincias, Francia enarbola la bandera del renacimiento de la música barroca, un fenómeno que cada vez cuenta con más instituciones y festivales y que también irradia su fuerza al extranjero.
Uno de los mayores contribuyentes a ese renacimiento es el Centro de Música Barroca de Versalles (CMBV), que festeja precisamente sus 20 años de vida con motivo de las «Grandes Jornadas de Aniversario» programadas desde el viernes hasta el 21 de octubre.
Institución sin igual, dotada de un presupuesto de 2,5 millones de euros para sus trabajos de formación, producción, investigación y edición, el CMBV acerca al público actual en Versalles (a 20 km al oeste de París) esa música de hace 200 años, rehabilitando instrumentos y compositores poco conocidos de la época, como Clérambault o Mondonville.
El hombre en el origen de esa institución es el musicólogo y escritor Philippe Beaussant, quien recuerda cómo 1987 fue «el año del milagro» de la música barroca francesa.
Ese año, pocos meses antes de la inauguración del CMBV, el paisaje musical francés se vio revolucionado por la representación de la tragedia lírica «Atys» de Lully, a partir de enero de 1987 en la Opera Cómica de París.
Sin embargo, los pioneros en suelo francés de la promoción de la música barroca se remontan a 1966, cuando Jean-Claude Malgoire fundó su conjunto «La Gran Escudería» y «La Cámara del Rey», Philippe Herreweghe su «Capilla Real» en 1977 y William Christie sus «Artes Florales» en 1979.
El barroco ha animado también numerosos festivales, como el de Saintes (centro oeste, desde 1972), Ambronay dans l’Ain (1980), Beaune en Cí´te-d’Or (1983), Nantes (oeste, Primavera de las Artes, 1984) y Aix-en-Provence (sur), donde John Eliot Gardiner creó desde 1982 «Les Boréades» de Rameau.
Sin embargo, 1987 fue el año clave para el redescubrimiento de la música francesa de los siglos XVII y XVIII y la promoción de numerosos intérpretes.
Así, en años sucesivos, y siguiendo la estela del éxito que cosechó «Atys», otras óperas de autores barrocos como Desmarest («Venus y Adonis»), Destouches («Callirhoé») o Marin Marais («Sémélé») lograron también recobrar su brillo en representaciones por numerosas localidades francesas
Ahora, el CMBV tiene también la ambición de ampliar la apertura de las artes barrocas a los escenarios actuales en el mágico cuadro de la Opera Real del Castillo de Versalles, que volverá a abrir sus puertas en 2009 tras una serie de importantes obras de remodelación.