¿Parte sin novedad?


La interpelación al Ministro de Salud Pública, que ahora queda en el aire por la destitución de Celso Cerezo, iba a destapar el escándalo de las compras de medicinas y de esa cuenta el Ministerio de Finanzas se apresuró a cancelar las más escandalosas adjudicaciones que se hicieron con sobreprecios que lloran sangre. Hay que decir, entonces, que esa interpelación que no llegó a término ha sido de las más productivas para el paí­s porque le ahorró a Guatemala cientos de millones de quetzales que se iban a embolsar mañosamente quienes encaramaron los precios a niveles de verdadero escándalo.


Pero anuladas las adjudicaciones resulta que nos remiten un parte sin novedad, es decir, nadie resulta responsable de haber beneficiado a los financistas de campaña ni nadie es culpable de haber apañado la inmoral oferta que centuplicó precios. Y eso no puede ser, porque evidentemente hubo una decisión administrativa que lesionó los intereses del Estado y de la Nación misma, permitiendo el más asqueroso de los lucros que es el que se hace con la enfermedad de nuestro pueblo y que únicamente salió a luz porque supieron que en la interpelación iban a hacer añicos al ministro por esos trinquetes que no tienen calificativo.

Inaudito que tengamos una entidad en la Vicepresidencia de la República que supuestamente está velando por la transparencia y que no haya reparado en el negocio de las medicinas, no obstante que el Vicepresidente es médico y cirujano y por lo tanto debiera conocer el campo minado que hay alrededor de estos negocios. Si no se ocupa de los temas de salud que en teorí­a entiende, qué se puede esperar de los otros ámbitos de la administración en los que no tiene noción del giro de los negocios.

Anular las adjudicaciones mañosas y asquerosas era imperativo, pero también lo es que se deduzcan las responsabilidades para sentar precedentes porque no podemos seguir alentando la impunidad de esa manera. Desde hace muchos años se vienen enriqueciendo muchos con el negocio de las medicinas y justamente el doctor Cerezo conocí­a a la perfección el teje y maneje de esas operaciones desde que fue jefe de compras del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social en tiempos de su primo, Vinicio Cerezo.

Pero como vivimos en el paí­s donde nadie es responsable de ni rosca, donde el ladrón termina amasando fortuna y reclama reconocimiento social, el que generalmente obtiene porque se valora mucho el contenido de la billetera, los escándalos no pasan de eso y los pí­caros siempre salen bien librados. Si Finanzas no destituye y procesa a los que manejaron esas adjudicaciones leoninas y desvergonzadas, habrá que concluir que todo ha de seguir exactamente igual.