Gert Rosenthal, representante de Guatemala en la Organización de Naciones Unidas, explica la posición de la diplomacia guatemalteca sobre diferentes temas de la agenda del Consejo de Seguridad, donde por primera vez en la historia el país ocupa un escaño como miembro no permanente.



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El diplomático refiere que Guatemala apoya la creación del Estado palestino, como resultado de una negociación con Israel, y cree que la situación extrema de Siria podría llevar a un acuerdo entre los miembros del Consejo.
Sobre un Tratado sobre Comercio de Armas, explica que existen intereses muy poderosos con la capacidad de frenar iniciativas e indica que cada miembro de la instancia mantiene una posición particular sobre los escudos antimisiles.
En la entrevista que Rosenthal concedió a La Hora la semana pasada, también dio un adelanto de las expectativas y los planes de Guatemala, cuando ocupe la presidencia del Consejo de Seguridad en octubre próximo.
¿Cuál es la posición de Guatemala respecto de la petición de reconocimiento de Palestina como Estado miembro de la ONU?
Esas decisiones de nuestra política exterior se fijan por el propio Presidente, apoyado por el Canciller, según lo establece la Constitución. Siguiendo sus lineamientos, la posición de Guatemala en el marco de las Naciones Unidas es favorable a la creación de un Estado palestino, viviendo tras fronteras seguras y en paz con su vecino, Israel. Pero también hemos insistido que la llamada solución de dos Estados debe ser producto de una negociación entre ambas partes – la Autoridad Palestina e Israel– y no algo impuesto por la comunidad internacional. Por eso, confiamos que esa negociación prosiga antes de que se reconozca a Palestina como Estado miembro de la ONU.
¿En qué aspectos deberían ceder Israel y Palestina para lograr un acuerdo mutuo?
Todo el mundo conoce los parámetros de un acuerdo, que se basaría en la línea fronteriza previa a 1967, con algunos ajustes, pero que incluye temas más difíciles como el desmantelamiento de los asentamientos israelíes en territorio ocupado, la situación de los palestinos desplazados (y su demanda al “derecho de retorno”) e, igualmente complicado, la situación de Jerusalén. Pero si hay voluntad política de ambos lados, y un fuerte respaldo de la comunidad internacional, un acuerdo es factible, y altamente deseable para bien no sólo de las partes, sino para toda la región y el mundo.
¿Qué opciones le quedan al Consejo para encontrar una salida pacífica al conflicto en Siria?
La propuesta de Kofi Annan, el emisario conjunto de la ONU y de la Liga de Estados Árabes, todavía está vigente (La entrevista se realizó la semana pasada). Hay un intenso cabildeo en estos días para salirle al paso a la crisis, que no es sostenible en el tiempo. La solución pasa por un entendimiento entre los miembros permanentes del Consejo, y en especial la Federación Rusa y Estados Unidos. A mi juicio, y contrariamente a lo que se piensa en el sentido que “no hay salida”, el panorama actual es tan flagrantemente inaceptable que genera incentivos para que se encuentre una posición común hacia el interior del Consejo. Por nuestra parte, hemos condenado en los términos más duros la violación de los derechos humanos de la población siria, y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para evitar una guerra civil, cuyas consecuencias son demasiado horribles para contemplarse.
¿Existe posibilidad de apertura de Irán para abandonar su programa nuclear?
Como sabe, hay una negociación en curso entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania, por un lado, y el Gobierno de Irán por el otro. Esa negociación se apoya por la Organización Internacional de Energía Atómica. Hay gran expectativa que esa negociación puede llegar a acuerdos. De no ser así, el régimen de sanciones contra Irán seguramente se reforzará.
Sobre un eventual acuerdo para el Tratado sobre Comercio de Armas ¿existen posibilidades reales para alcanzarlo?
Quisiera contestarle en sentido afirmativo, pero la experiencia de los últimos veinte años no da base para mucho optimismo. Parte del problema son los intereses creados en torno al comercio de armas. Esos intereses son muy poderosos, y ponen obstáculos a cualquier iniciativa que vaya en contra de frenar el intercambio de armamentos.
¿Existe en la agenda del Consejo el tema del narcotráfico, expresión del crimen organizado transnacional y alguna forma para erradicar la espiral de violencia que genera, sobre todo en Centroamérica?
Recuérdese que el Consejo de Seguridad sólo tiene jurisdicción sobre el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. En general, el narcotráfico y el crimen transnacional se tratan en otros foros, incluyendo la Asamblea General y la Comisión de Estupefacientes. Sin embargo, en los últimos tiempos el tema apareció de manera indirecta en la agenda del Consejo: una vez en el contexto de “nuevas amenazas a la paz”, y otro en el de la situación de África Occidental, donde el narcotráfico y la piratería constituyen problemas de primer orden.
¿Cuál es la posición del Consejo respecto de los diferentes escudos antimisiles con que cuentan, incluso varios de los miembros permanentes?
No hay una posición colectiva frente al particular, si no cada país tiene su propia posición. En todo caso, como le decía, el desarme no es un tema típico del Consejo.
Desde su perspectiva ¿qué es lo mantiene la frágil estabilidad de paz entre las principales potencias con grandes arsenales militares?
Primero, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se ha enraizado una cultura de no agresión entre las principales potencias, en parte por el legado de los horrores de la Primera y luego la Segunda Guerra Mundial del Siglo XX. Segundo, la dimensión y el poderío de esos arsenales sin duda tienen un efecto disuasivo muy poderoso para iniciar una agresión. Sin embargo, esas mismas potencias no han revelado la misma prudencia en respaldar a países de dimensión menor que luego se involucran entre conflictos de apoderados (proxy wars), que no llegan al nivel de comprometer la paz a nivel planetario.
¿Qué percepción tiene el Consejo sobre la supuesta carrera armamentista que se estaría dando entre varios países, derivado de incrementos en su presupuesto para sus ejércitos?
Como lo dije, el armamentismo o el desarme no caen en la agenda del Consejo.
¿Cuáles son los dilemas entre los que Guatemala debe decidir para dar su voto para un tema específico?
La política exterior no es una ciencia exacta. A veces se sacrifican principios en aras de lograr resultados tangibles. Por ejemplo, en Yemen se otorgó una amnistía a un Jefe de Estado que ganó una salida del país, en vez de una condena en la cárcel, porque se consideró que esa salida contribuiría a la estabilidad política. Dicho lo anterior, en la mayoría de los casos que nos han tocado, no le podría afirmar que enfrentamos verdaderos dilemas.
¿Qué planes se tienen para cuando Guatemala asuma la presidencia del Consejo en octubre próximo?
Estamos considerando organizar dos debates abiertos: uno sobre la situación de mujeres en conflictos, y otro sobre seguridad y justicia. En el primer caso, se estaría conmemorando el duodécimo aniversario de la adopción de la resolución 1325, que abordó el tema por primera vez. En el segundo caso, nos interesa explorar el vínculo entre el Consejo de Seguridad y la Corte Penal Internacional. Además, hay una agenda nutrida de temas recurrentes previstos para el mes de octubre, incluyendo la renovación de la Misión de Estabilización en Haití.
Fracasa plan en Siria
El enviado internacional Kofi Annan advirtió la semana –después de la entrevista concedida por Rosenthal– que Siria se dirige a la deriva hacia una guerra civil absoluta y responsabilizó del fracaso de su plan de paz sobre todo al gobierno del presidente Bashar Ashar.
Annan exhortó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en el que persisten las divisiones, a que emita una advertencia de que habrá «consecuencias» en caso de que Assad no ponga fin a la violencia.
Con una postura crecientemente impaciente hacia el régimen de Siria, Annan confirmó por primera vez que su plan de paz de seis puntos no ha sido puesto en marcha.
Señaló que es hora de que el organismo más poderoso de Naciones Unidas y la generalizada comunidad internacional intensifiquen las presiones para garantizar la aplicación del plan de paz o empiece a discutir otras opciones para poner fin al derramamiento de sangre.
Annan emitió sus declaraciones en medio de indicios cada vez más graves de la inutilidad de los esfuerzos diplomáticos para poner fin al conflicto.
Los observadores de Naciones Unidas fueron el jueves blanco de disparos en su intento por llegar al lugar en el que se había escenificado, según versiones, la matanza más reciente en Siria: Cerca de 80 personas, entre ellas mujeres y niños, fueron asesinadas con armas de fuego o con cuchillos.
Sumándose a las preocupaciones sobre los observadores desarmados, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo al Consejo de Seguridad que patrullas de Naciones Unidas en Siria han afrontado obstrucción con regularidad y en algunos casos han sido deliberadamente blanco de agresiones.
Citó como ejemplos ataques con munición perforadora de blindaje y uno con un avión teledirigido de vigilancia, de acuerdo con un funcionario de alto rango de la ONU.
Annan, enviado conjunto de Naciones Unidas y la Liga Árabe, exhortó al Consejo de Seguridad que ponga en claro que habrá «consecuencias» –eufemismo de sanciones– si su plan de paz no es implementado en su totalidad.
* Por Edith M. Lederer / Agencia AP
“Siguiendo sus lineamientos, la posición de Guatemala en el marco de las Naciones Unidas es favorable a la creación de un Estado palestino, viviendo tras fronteras seguras y en paz con su vecino, Israel”.
“…Hay una agenda nutrida de temas recurrentes previstos para el mes de octubre, incluyendo la renovación de la Misión de Estabilización en Haití”.