La sesión anual del Parlamento chino, que comienza el miércoles, dará la bienvenida a una nueva generación de dirigentes comunistas y estará más que nunca marcada por la prudencia, a cinco meses de los Juegos Olímpicos de Pekín.
Los cerca de 3.000 delegados de la Asamblea Nacional Popular (ANP), controlada por el Partido Comunista Chino (PCC), se centrará en los proyectos de reorganización del gobierno, como la creación de «superministerios» para mejorar la eficacia de la economía.
«Este año especialmente, con los Juegos Olímpicos de Pekín, la prioridad para los dirigentes chinos es la estabilidad», considera Yang Jiang, experto de China en la universidad de Auckland, en Nueva Zelanda.
«Por eso no espero reformas o progresos políticos importantes en 2008», añade.
La prudencia del régimen comunista en materia política, que contrasta con su audacia en la economía, estará en el centro de la agenda oficial.
Salvo sorpresa, el presidente Hu Jintao, también secretario general del PCC, será reelegido para un mandato de cinco años. Se espera que el primer ministro Wen Jiabao renueve su mandato por el mismo período.
Aunque más interesante será la esperada confirmación del dúo que podría dirigir China a partir de 2013.
Aunque nada es seguro, la distribución de cargos en la dirección del PCC en su congreso de octubre de 2007 hace entrever quiénes serán: Xi Jinping, de 54 años y número seis del régimen, que se convertiría en vicepresidente de la República, y Li Keqiang, séptimo en la jerarquía del Estado, que debería asumir el cargo de primer viceprimer ministro.