PAREJA DISPAREJA


Todos los hombres que se cruzaban con Silvia Pazolli se detení­an para admirarla y para envidiar la suerte de su esposo, su eterno acompañante.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Ella parecí­a la más bella y pura de las princesas; y un ángel que anunciaba las delicias del cielo; indudablemente, cuando ella nació, la madre Naturaleza habí­a estado del más excelente humor.

Desafortunadamente, todos sus admiradores le descubrí­an de inmediato un grave defecto:

Ella sólo tení­a ojos para su marido y su adoración por él era perfecta e indestructible.

En esa pareja, el amor demostraba otro de sus milagros, pues Silvia, linda entre las lindas, estaba entregada en cuerpo y alma a su cónyuge, un hombre ciego que la miraba únicamente con el corazón.

LOS CONTRASTES LE DAN AL AMOR MíS SABOR, COLOR Y OLOR.