Paraí­so inexplorado que se abre al turismo ecológico


Una iguana trepa en un árbol en la ribera del rí­o San Juan, paraí­so natural que sirve de frontera entre Costa Rica y Nicaragua. FOTO LA HORA: AFP Elmer MARTINEZ

San Juan del Norte, un remoto municipio en el extremo suroriental de Nicaragua, es un paradisí­aco y exuberante paraje bordeado por un rí­o, una laguna y el mar Caribe, que apareció en la escena internacional por un diferendo limí­trofe con Costa Rica.


El rí­o San Juan es un santuario de la vida natural. FOTO LA HORA: AFP Elmer MARTINEZ

Este rincón que guarda tesoros naturales e historia de casi 500 años, desde la época de la presencia de los ingleses en la colonia, intenta ser un destino para los amantes de la naturaleza, pero la inesperada publicidad que le dio el diferendo con Costa Rica le ha dejado sin visitantes, según dijo a la AFP el alcalde Misael Morales.

Las relaciones entre Nicaragua y Costa Rica se han tensado, luego que San José denunció que Nicaragua lanzó sedimentos del rí­o San Juan a su territorio e invadió militarmente «isla Calero», que reclama como suya. Ambas quejas las niega Managua, que propone delimitar bien con mojones esa zona fronteriza.

El municipio, uno de los más extensos pero menos poblados, es parte de la reserva de biósfera Indio Maí­z, una de las mejor conservadas del paí­s, con una extensión de 3.180 km2.

Como reserva protegida el turismo ecológico se proyecta como la principal, sino única fuente de desarrollo económico, mediante el proyecto «Ruta de Agua», que comprende obras de infraestructura, como un aeropuerto internacional, puestos migratorios y un muelle, entre otras.

El alcalde dice que la idea es que los turistas conozcan a su gente, vean sus «bellezas escénicas» como los termales, las piedras basálticas, la laguna El Manatí­, donde hay un criadero de esa especie, conocida por los lugareños como «vaca marina».

«En este lugar hay más de 35 lagunas para cualquier tipo de turismo, como la Laguna Azul, que es una piscina natural, el turista se va encantado», comentó Hilario Ballesteros, un guí­a turí­stico de la zona.

San Juan del Norte, como figura en los mapas, cambió formalmente su nombre a San Juan de Nicaragua en 2002, como parte de la estrategia del gobierno para resaltar la importancia de esta porción del territorio donde solo se puede llegar por ví­a fluvial o marina.

En la reserva habitan gran cantidad de aves, mamí­feros, reptiles y anfibios, así­ como gran cantidad de árboles de maderas preciosas y manglares que conforman una vegetación exuberante.

Predomina un clima tropical húmedo donde llueve casi siempre, con temperaturas de 32 a 38 grados centí­grados.

Una ordenanza municipal prohí­be el uso de vehí­culos y motocicletas para transitar en el pueblo, donde el único medio de transporte es la bicicleta.

«Lo nuestro es lo ecológico, no hay calles. Queremos vender al turista un lugar saludable, sin tanto ruido», dijo Morales.

Por la disputa con Costa Rica «estamos rezando a Dios para que esto se resuelva lo antes posible para que vuelvan los turistas» dice Morales.

El pueblo está detenido desde que está el conflicto con Costa Rica, porque sin turismo «aquí­ no hay nada más que hacer, porque la pesca, la otra actividad importante, está baja», comentó Ballesteros.

San Juan del Norte fue fundado hace 472 años; su capital, Gray Town, era conocida hace dos siglos por ser punto de entrada hacia el rí­o San Juan, con 200 kilómetros de longitud desde el Lago de Nicaragua al Caribe, y objeto de largas controversias entre Managua y San José.