¡Parabienes!, José Carlos


Desde hace muchos años conozco y he tenido relaciones con la familia del Lic. Clemente Marroquí­n Rojas, a quien he admirado porque según recuerdo sólo él y Eduardo Aguirre Velásquez fueron los únicos periodistas, de aquella época, que nunca se sometieron a la dictadura de Jorge Ubico. Además, de niño tuve amistad con Gustavo Marroquí­n, a quien siempre creí­ hijo del fundador de La Hora, pero Oscar Clemente Marroquí­n Godoy-de quien fui su catedrático en la Facultad de Ciencias Jurí­dicas y Sociales de la Usac, por cierto buen estudiante- me aclaró que era sobrino de su abuelo, pero que mucha gente lo creí­a hijo suyo. Además hemos sido, desde hace mucho tiempo, amigos con el «seco», Oscar Marroquí­n, padre de los Marroquí­n Godoy. Y si no puedo negar que con don Clemente, de quien fui su subsecretario, siendo él Ministro de Economí­a y Trabajo, tuvimos en época de la década 1944-54 enfrentamientos periodí­sticos que nos distanciaron, cuando tuve información de la infamante y lesiva concesión a los intereses nacionales, de la explotación del ní­quel por la EXMIBAL, recurrí­ a él par hacer la denuncia pública, e inmediatamente, aceptó hacerla y librar la batalla en bien del paí­s, brindando no sólo La Hora, – Tribuna, no Mostrador-, sino también Impacto, cuyo director era su hijo, Oscar. Decisión patriótica que nunca he olvidado ni olvidaré.

Alfonso Bauer

Años, después los dos oscares, me distinguieron permitiéndome ser columnista semanario del histórico diario, fundado en 1920. Circunstancia, que me permitió conocer a José Carlos, su capacidad periodí­stica y su sana concepción de la actividad polí­tica.

Por todo lo anterior, me siento ser de la casa marroquí­n, sin ser como ellos, de Marruecos, sino muy chapines, de la Tierra del Quetzal, por la cual nos esforzamos a fin de que, como su ave simbólica, sea siempre libre y de altos vuelos.

Cuando supe que José Carlos dejaba La Hora, para ir a colaborar en el partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), cuyo Secretario General es el ingeniero ílvaro Colom, me preocupé (ya diré por qué), y sentimiento similar tuvo su padre Oscar Clemente.

Yo no sólo me preocupé, sino apené, porque llegué a conocer directamente fallas del candidato presidencial de UNE, las cuales expondré en este artí­culo, porque considero una responsabilidad ciudadana que se sepa quien va a gobernar en Guatemala. Por supuesto, que esta información de ninguna manera puede interpretarse en el sentido de favorecer a su contendiente, porque éste como funcionario público no ha sido probo, pero sí­ terrorí­fico y en la campaña presidencial, se ha esmerado en manifestarse como una malinche para con el Embajador de los EE.UU, de manera que si él llegara a ser Presidente de la República, lo que nos espera es tierra arrasada y más, pero mucho más dominación extranjera.

Dicho lo anterior, aunque esta vez no esté de acuerdo con mi admirado luchador Miguel íngel Albizures, yo soy de los que patrocina anular el voto.

Conocí­ a ílvaro Colom estando en México, como abogado asesor de los refugiados guatemaltecos en México (de 1988 a 1995), cuando él era Director de Fonapaz, durante la administración de Jorge Serrano Elí­as. Antes de que Serrano llegara a la presidencia de la República, Raquel Blandón, esposa del Presidente Vinicio Cerezo, habí­a visitado los campamentos de refugios en Chiapas para informarles que ya podí­an retornar a Guatemala. Los refugiados se organizaron en la entidad llamada Comisiones Permanentes de Refugiados (CCPP) y comenzaron a dialogar con funcionarios del Gobierno, entre ellos, el Ing. ílvaro Colom Caballeros, quien, desde entonces (1990 más o menos), atendida las solicitudes de las CCPP y su labor la desempeñó siempre con diligencia, honradez y responsabilidad.

En 1995, se instauró el proceso electoral para elegir Presidente de la República, que sustituyese al provisional, Ramiro de León Carpio, la URNG habí­a decidido lanzar la candidatura de Jorge Briz, y sabiéndolo yo, les increpé porque habiendo peleado más de tres décadas con las armas en la mano para establecer el socialismo, escogí­an como primer mandatario a un ex presidente del CACIF. Los comandantes me dijeron que lo hací­an, porque estaban muy choteados, pues se les imputaba ser terrorista y que para mejorar su imagen habí­an pensado en proponer a un empresario como candidato a la presidencia (error graví­simo que ha redundado en la situación apocalí­ptica en la que está el paí­s, pues el Estado es cada vez menos Estado y más y más gerencia lucrativa de negociantes de toda laya).

(continuará)