En todos los ministerios, secretarías e instituciones de Estado siempre se usa la misma excusa para justificar los pobres resultados: La falta de presupuesto. Sin embargo, las compras de artículos sobrevalorados, las facturas por costosos almuerzos y otros sorprendentes gastos de “caja chica” sugieren que el dinero nunca falta en los despachos de los altos funcionarios.
jestrada@lahora.com.gt
Uno de los ejemplos más claros de esta contradicción lo sirve en bandeja de plata el Ministerio de Cultura y Deportes, en donde las autoridades insisten en que no hay recursos para preservar el Patrimonio Cultural o más recientemente, para honrar al Premio Nobel Miguel Ángel Asturias, y argumentan que por otro lado, la Constitución les obliga a gastar en Deporte y Recreación.
En La Hora recibimos esa respuesta más de una vez de la referida cartera y siempre me sorprende que las autoridades parecieran preocuparse mucho por cumplir con la Carta Magna solo cuando les conviene y se olvidan de cumplir cuando realizan compras sobrevaloradas o despilfarran recursos del erario nacional en toda clase de artículos absurdos.
Muchos nos enteramos de las compras cuestionables de balones y zapatos deportivos por la cartera de Cultura y fuimos testigos de cómo se invirtieron importantes recursos para instalar una feria con juegos mecánicos, que contrastan con la desolación y el abandono de los centros culturales del país.
En Gobernación la situación no es diferente; el Ministro asegura que no hay dinero para la Policía Nacional Civil, aunque curiosamente esa cartera cedió este año más de un millón de presupuesto a otros rubros, según un reporte del Ministerio de Finanzas Públicas. ¿Qué pasó con la promesa de seguridad?
En este caso, la pregunta es: ¿Por qué se quejan de la falta de presupuesto si ceden sus recursos en transacciones cuestionables?
Por otro lado, es patético observar cómo pasa el tiempo y los procesos de pago para los jubilados pueden tardarse meses, semanas y años, bajo el argumento de que los “procedimientos son complicados” o que no hay suficientes fondos, mientras que por otro lado en tan solo unas horas el Congreso adquiere deudas millonarias para ser pagadas en plazos de 25 años.
Estos solo son algunos ejemplos, que ilustran muy bien la situación de las instituciones de Ejecutivo, pero que no escapan de los otros organismos de Estado, municipalidades y entidades autónomas y descentralizadas.
No importa cuántas leyes se deban violar o las voluntades que se deben comprar, pero en el Estado los corruptos siempre encuentran la forma de apropiarse de los recursos públicos, y funcionarios siempre encuentran una excusa para justificar la falta de resultados en su trabajo. Así de simple.
La única forma de acabar con este círculo vicioso es mantener una vigilancia total sobre los presupuestos del Estado y entender que no faltan recursos públicos, pero lo que hace falta es que haya menos robos de las arcas del Estado y un gasto priorizado, para que las instituciones puedan cumplir con sus objetivos.