Para luego es tarde


El relajo que se ha venido armando para evitar una justicia pronta y eficaz en Guatemala debe de parar ¡ahorita mismo! Porque hacerlo hasta mañana serí­a demasiado tarde, ¿cómo se va a seguir permitiendo que un gran número de abogados utilicen cuanto recurso dilatorio se les ocurra emplear con tal que ellos y sus defendidos se salgan con la suya?; ¿adónde vamos ir a parar, cuando se deja libre a una mujer por realizar secuestros que el amante planifica desde una cárcel, calificada de máxima seguridad, cuando fue capturada con pruebas fehacientes de su complicidad?; ¿en qué clase de paí­s vivimos que complacientemente se permite la venta de teléfonos celulares en la ví­a pública, sabiéndose de sobra que son los mismos que han sido arrancados violentamente a sus legí­timos propietarios, pero que en menos de lo que canta un gallo se deja libres a los responsables para que puedan seguir delinquiendo?

Francisco Cáceres Barrios

¿Las autoridades son sordas o ciegas o siguen habiendo malsanos intereses de por medio que permiten que los huéspedes de los centros carcelarios del paí­s vivan mejor que quienes trabajan de sol a sol honradamente, pero sin poder soñar siquiera con tener los últimos modelos de electrodomésticos? No hombre, no hay derecho para que la población sin excepción alguna siga asombrándose que es «misión imposible» evitar la muerte de choferes, ayudantes y pasajeros del transporte colectivo y así­, de igual manera pudiera seguir relatando hechos deleznables que nos pintan de cuerpo entero, como un pueblo aletargado o adormecido por malos gobiernos, que solo llegan al poder a satisfacer sus intereses particulares, sin el menor interés de trabajar en provecho del bien común.

Ya basta de propaganda politiquera, de shows publicitarios, de manifiestos, de discursos y de promesas incumplidas. ¿Cuánto tiempo más, señores diputados, vamos a seguir esperando sentados a la orilla de la banqueta para que impulsen, discutan y aprueben todas las leyes que ayuden al paí­s para salir de la barbarie que se vive todos los dí­as?, ¿por qué ustedes solo producen, por cierto que a tragos y rempujones, las disposiciones legales que a Colom, miembros de su familia y sus colaboradores les interesa?, ¿es que es tan grande su desvergí¼enza que mientras en el recinto parlamentario se entregan a comilonas y desvarí­os, afuera sigan cayendo ví­ctimas de la delincuencia hombres, mujeres, jóvenes, adultos, niños, mañana, tarde y noche?

Ya es tiempo, señores presidentes de los tres organismos del Estado, para acabar con tantas reuniones, seminarios, conciliábulos y tacitas de café para ponerle un hasta aquí­ a tanta delincuencia, injusticia e impunidad. Si no se han dado cuenta todaví­a, les recuerdo que el pueblo está pasando una grave crisis polí­tica, económica y social, para que encima de ello, los hospitales y los cementerios se sigan abarrotando de ví­ctimas de lo que ustedes, en compañí­a de los otros dos, han venido provocando con su desidia, desinterés e irresponsabilidad. ¿No les parece que para luego es tarde?