Un día después de su liberación, el fotógrafo español José Cendón contó hoy que pasó las cinco semanas de secuestro jugando al ajedrez junto al periodista Colin Freeman en las cuevas de Somalia, bajo la vigilancia de sus captores, que estaban fuertemente armados.
Los dos periodistas fueron secuestrados el 26 de noviembre en Bosasso, el puerto principal de la región autoproclamada independiente de Puntland, en el norte de Somalia, mientras realizaban un reportaje sobre la piratería en el Golfo de Adén para el diario británico The Sunday Telegraph.
«Después de secuestrarnos nos hicieron caminar al menos 15 horas diarias en las montañas, a menudo de noche. Descansábamos un rato y luego seguíamos. Estuvimos así durante dos días», declaró Cendón desde Nairobi.
«Al final llegamos a un sitio que los secuestradores consideraban lo bastante seguro», dijo Cendón, un fotógrafo independiente de 34 años que ha colaborado regularmente en el Cuerno de ífrica.
«Estuvimos en unas cuevas que no eran muy profundas, pero al menos nos resguardaban del viento y del frío. El lugar estaba bien, no teníamos servicio de habitaciones pero casi, a veces nos llevaban el té a la cama», dijo el español.
«Jugamos mucho al ajedrez sobre una tabla que hicimos nosotros mismos. Le daba unas buenas palizas», bromeó, agregando que «después de todo este tiempo, Colin se ha convertido en un gran amigo».
Cendón dijo que no podía discutir las modalidades de su liberación, que fue negociada por el Sunday Telegraph.
«Colin y yo hicimos muchas especulaciones, pero no sabíamos casi nada de las negociaciones (…). En realidad los secuestradores no nos trataron mal. Ninguno hablaba inglés, pero pudimos comunicarnos un poco con ellos en el poco árabe que sabíamos», dijo el fotógrafo.
«En general siempre había al menos 12 personas vigilándonos. Todos iban armados con kalashnikovs. Pero el día de la liberación eran al menos 50, todo un ejército», dijo.
«Parecían estar muy bien organizados, no discutían entre ellos, lo que de alguna manera fue positivo para nosotros», explicó Cendón.
Las fuerzas de seguridad de Somalia dijeron que se había pagado un rescate para la liberación de los dos periodistas, pero no hubo confirmación oficial por ahora.
Cendón dijo que no le parecía que el clan que los secuestró a él y a Colin durante casi cinco semanas tuviera vínculos estrechos con la piratería marítima.
La región semi-independiente de Puntland es un bastión de los piratas somalíes que atacaron a más de 100 barcos durante el año 2008 en el Golfo de Adén y en el Océano Indico.
Tras ser liberados, Cendón y Freeman viajaron de Bosasso a la vecina localidad de Hargeysa y llegaron a Nairobi el domingo de noche, animados y en buen estado de salud.
«Nos dieron de comer casi siempre arroz, carne de cabra, algunas veces espaguetis y una especie de pan cocinado sobre cenizas al que le ponían una salsa», dijo.
«Sólo un par de veces tuvieron una actitud un poco amenazante, pero en ningún momento sentí que mi vida corría peligro», dijo Cendón.
«Mis captores bromeaban y me llamaban Osaba bin Laden. Cuando me miré en el espejo por primera vez después de semanas de secuestro entendí por qué», dijo Cendón, recién afeitado, hablando desde la comodidad de la residencia del embajador español en Nairobi.