Superado el estupor inicial, Austria pretende que el sórdido secuestro de una mujer durante 24 años a manos de su padre sirva de lección, una voluntad que ha conducido al gobierno a estudiar medidas para mejorar la prevención de este tipo de crímenes.
En particular, las autoridades quieren aumentar en un 100% el período durante el cual permanecen inscritos los delitos sexuales en el prontuario judicial de un individuo.
Según la ministra de Justicia, Maria Berger, esta prolongación se aplicaría a las personas condenadas por delitos sexuales que «sigan siendo peligrosas», en declaraciones al diario Kurier.
En Austria, este tipo de delitos desaparecen actualmente del prontuario judicial al cabo de diez o quince años, según los casos. El nuevo período podría quedar fijado a un máximo de 30 años.
La opinión pública austríaca se escandalizó esta semana cuando salió a la luz que Josef Fritzl, el padre que confesó haber secuestrado a su hija durante 24 años en un sótano y haberle engendrado siete hijos, había podido adoptar a tres de los pequeños durante los años 90 pese a haber sido condenado, al parecer, a 18 meses de prisión por violación, a finales de los 60.
Pero los servicios sociales de la ciudad de Amstetten (este) alegaron que su prontuario judicial estaba limpio, puesto que, conforme a la ley, su condena había dejado de estar inscrita pasados 10 años.
Un informe de la policía de 1967 publicado ayer por un diario regional, reveló que Fritzl había sido condenado por violación y tentativa de violación ese mismo año.
Según ese documento, violó a una mujer de 24 años amenazándola con un cuchillo en el domicilio de ésta en Linz (este), en el que penetró por la ventana. Trató igualmente de violar a otra joven de 21 años en un bosque cercano a la misma ciudad.
Fritzl, de 73 años y en detención provisional desde el martes, podría ser condenado a 15 años de cárcel por violación, según la legislación actual. Pero también existe la posibilidad de que sea sentenciado a cadena perpetua si se le halla culpable de homicidio por negligencia de uno de sus hijos, muerto en el sótano al poco tiempo de nacer, en 1996.
El detenido confesó el lunes haber quemado el cuerpo del bebé.
Frente a semejante drama, muchas voces en Austria han pedido un endurecimiento de las penas, estipuladas en un máximo de 15 años de cárcel para los delitos sexuales no mortales y de 10 años en caso de secuestro.
Pero la ministra de Justicia descartó esa posibilidad: «El marco actual prevé penas de hasta 15 años, y en caso de muerte, de hasta cadena perpetua. No podemos ir más allá», subrayó.
«Quince años por haber destruido vidas humanas es totalmente inaceptable», se exclamó Harald Vilimsky, del partido de extrema derecha FPO.
El abogado de Fritzl, Rudolf Mayer, acusó a la prensa y a la policía de haber «condenado de antemano a (su) cliente».
Por otro lado, más de la mitad de austríacos (54%) aseguró no tener una gran confianza en las administraciones del país, según un sondeo realizado tras la revelación del drama de Amstetten, por el Humaninstitut de Klagenfurt (sur).
Pero, en un ejercicio de autocrítica, el 61% de los encuestados reconocieron también la falta de civismo en general en Austria.
En Amstetten, los expertos técnicos de la policía criminal federal proseguían ayer el registro del sótano donde Fritzl construyó un refugio anti-atómico para encerrar a su hija y a tres de los hijos.
El equipo se ve obligado a tomarse recesos frecuentes al aire libre puesto que se «ahogan» en este sótano angosto de 60m2 y 1,70 de alto, según su responsable.