Para la segunda vuelta, nada está definido


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En memoria y homenaje al Licenciado Oscar Barrios Castillo

(5 de febrero de 1914-9 de septiembre de 2011)

Ricardo Rosales Román
\ Carlos Gonzáles \

 


A mí­ no me sorprenden los resultados de las votaciones del domingo. Tengo que reconocer, eso sí­, que quienes estimé que podrí­an disputar y hasta desplazar del segundo lugar a Manuel Baldizón, de Lider, o a Eduardo Suger, de Creo, no lo lograron, y que los votos nulos y los votos en blanco sumaran un porcentaje tan alto y significativo. La abstención no es menos importante. Para la segunda vuelta, los votos a nivel local de la UNE-Gana y, a nivel nacional, los de la UCN y los de ViVa-EG, cuentan.

      Hay otras cuestiones más a considerar. Entre ellas, las anomalí­as denunciadas y los incidentes locales a causa del descontento de la población ante el proceso, la composición del próximo Congreso de la República, los resultados a nivel local, los partidos que legalmente desaparecen y los que logran mantenerse pese a su tan pobre votación.
     
       Los votos a favor del PP no sitúan a Pérez Molina en una situación confortable para la segunda vuelta. Haber quedado en primer lugar no le asegura “la elección”. Tampoco lo es para Baldizón y su partido y, en ambos casos, sus resultados dependen de la decisión de los demás agrupamientos de cara al 6 de noviembre y de los “arreglos” a que puedan llegar.
     
      Entre ellos, habrá los que decidan sumarse a Pérez Molina, en unos casos en forma expresa y, en otros, bajo la mesa. Es lo que podrí­a ser más probable que hagan Creo y ViVa-EG. Lo que el PP lograra con CASA y ADN es meramente simbólico. En el caso de Baldizón, los “arreglos” a concertar van más allá. Es mucho lo que puede lograr, igualmente, en forma expresa o bajo la mesa, con la coalición UNE-Gana y la UCN. Con el FRG y los Unionistas serí­a, también, de lo más simbólico, al igual que con el PAN, que podrí­a terminar “entendiéndose” con el PP.
     
      En todo caso, el quid de la cuestión en lo de “las alianzas” del PP y “la cruzada” de Baldizón, no está en la coincidencia de objetivos sino en lo que cada uno logre “alcanzar” en el reparto del “poder”. El Frente Amplio (FA) tiene dos opciones: una, dejar en libertad a sus votantes o convocarlos a votar nulo. Su tan precaria votación y la situación en que queda, hay que tratarlo por aparte.
     
      Durante las votaciones del domingo ocurrió algo que muy pocos se arriesgaron a prever y contra lo que se concertó una gran ofensiva. Me refiero a la decisión de votar nulo, votar en blanco u optar por la abstención. Cuando se trata de interpretar el estado de ánimo y disposición de la población y su decisión a asumir ante uno u otro acontecimiento o ante una u otra situación, así­ como se puede incurrir en un error de apreciación y subjetivismo, también se puede acertar. Lo que acaba de ocurrir con el voto nulo, el voto en blanco y la abstención, por las razones que sean, está muy por encima de lo que los más optimistas pudieran haber presupuestado.
     
      La decisión de la ciudadaní­a de votar en blanco, anular su voto o abstenerse no es resultado del trabajo organizado o de un acuerdo previamente adoptado. De haber sido así­, otro serí­a el significado e importancia que habrí­a que darle. En todo caso, lo principal y más importante es que, en general, es parte de la manifestación de un estado de ánimo y disposición de un significativo e importante y muy alto porcentaje de votantes y de la población.
     
      Detrás de una idea, una propuesta, un llamamiento, una plataforma, un programa, una decisión, una consigna, debe haber una fuerza organizada que consciente y decididamente la secunde y movilice, una y luche. Si es así­, las condiciones subjetivas irán madurando más aceleradamente y, sumadas a las objetivas que ya están dadas, harán posible, en un momento muy concreto, que la lucha social y popular, democrática y progresista, se amplí­e y fortalezca y sea expresión de la disposición y conciencia de la necesidad de cambiar lo que hay que cambiar y avanzar hacia el desarrollo y el progreso, la justicia social, la independencia y autodeterminación.
     
      Para que así­ sea, es imprescindible que la idea, la propuesta, el llamamiento, la plataforma, el programa, la decisión o la consigna –y todo en su conjunto– interprete y exprese el estado de ánimo y disposición de la población, recoja, sintetice y desarrolle las demandas del pueblo y organice la lucha a favor de las transformaciones radicales, de fondo, posibles y alcanzables.
     
      En lo teórico y práctico, puede decirse que son estos, entre otros, los elementos más importantes que habrán de servir de base para definir en qué dirección refundar la izquierda social y popular, democrática y progresista, articular la alternativa real de poder y acercarse y ganar, unir, movilizar y organizar a las fuerzas dispuestas a luchar por los cambios estructurales, de fondo, que el paí­s necesita. http://ricardorosalesroman.blogspot.cm/