Para hacer carrera judicial


Hasta ahora, para hacer carrera judicial los funcionarios de la administración de justicia se tení­an que comprometer con el crimen organizado, en sus distintas expresiones, puesto que de lo contrario serí­an removidos de las listas de las Comisiones de Postulación que privilegian el compromiso de los jueces y magistrados con la impunidad. Ahora, sin embargo, gracias a la vigilancia de la sociedad y el apoyo de la comunidad internacional, los jueces comprometidos con el crimen organizado encontraron problemas y por lo tanto se puede confiar en que cambiará la situación.


Si en el futuro los jueces y magistrados quieren ser electos para continuar en sus cargos o ascender, tendrán que mostrar su compromiso con la justicia porque de lo contrario serán tachados, como muchos ahora, porque el paí­s está como nunca ansioso de romper el molde de la impunidad y empezar la creación del estado de Derecho con un régimen de legalidad que encuentre en los tribunales un puntal para la observancia de la ley.

Viajar a gozar de «becas» pagadas por mecenas y resolver librando de culpa a los corruptos y criminales era el requisito indispensable para hacer carrera judicial. Los electores que operaban en la sombra decidí­an no sólo la forma en que actuaban las Comisiones de Postulación, sino que luego negociaban componendas sucias con la cloaca polí­tica del paí­s y de esa manera unos y otros se beneficiaban.

El pez por su boca muere, dice el refrán, y eso pasó cuando los «negociadores» de la integración de la nueva corte quedaron en evidencia, porque uno de ellos dijo que sí­, que efectivamente habí­a tenido reuniones con la cuñada del presidente y un diputado de sobra conocido.

La trinca manipuló el proceso en las comisiones y luego lo hizo en el Congreso, hasta que la CICIG cumpliendo un papel extraordinario y jugándose una carta extrema, logró frenar el manoseo. La CICIG tuvo que actuar en la forma en que lo hizo porque no habí­a otro remedio, toda vez que si esperaba a poder concretar cargos contra los sindicados, éstos terminarí­an gozando de inmunidad y la justicia hubiera quedado comprometida.

Hoy el papel de los magistrados será escrutado estrechamente por la ciudadaní­a y eso es bueno para ellos y bueno para el paí­s, porque la justicia será bien servida. Cuando surja un juez que para quedar bien con algún reyezuelo otorgue una fianza risible o simplemente deje en libertad a un sinvergí¼enza, los magistrados tendrán que enmendar la plana, porque de lo contrario quedarán en entredicho y acabará su carrera judicial por corruptos. Ahora sí­ que tendrán que servir a la justicia y eso es un paso enorme adelante para el paí­s.