Para escuchar el Oratorio “El Pesebre” de Casals


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Esta es una de las últimas columnas de “Temas Musicales” del año del Señor de 2013. En esta semana de Nochevieja y Año Nuevo la dedicaremos a reseñar algunas notas sobre uno de los oratorios de Navidad más hermosos de la música española contemporánea, lamentablemente muy poco conocido en nuestro medio: se trata del Oratorio El Pesebre de Pablo Casals, no sin antes decir que este es un homenaje de amor a Casiopea, esposa dorada, en quien mis venas vacían su sangre en sus ánforas élficas, y en donde el llanto la designa aurora apasionada y alrededor de quien giro absorto pensando en su noche de astros y en quien muero impaciente de sed y martirio.

Celso A. Lara Figueroa
Del Collegium Musicum de Caracas, Venezuela


Veamos, pues, algunos escarceos sobre El Pesebre de Casals.  Diremos en primer lugar algo sobre el origen del mismo:

El estallido de la guerra civil española (1936), provocó en Pablo Casals, que gozaba desde hacía tiempo de fama mundial como violoncelista, un tremendo dolor y una profunda indignación.  ¡Sólo maldad, egoísmo desenfrenado, barbarie! exclamaba el gran maestro.

Casals, que como demócrata convencido fue perseguido por el régimen de Francisco Franco, regresó a España tan sólo durante cortos períodos de tiempo a instancias de parientes y amigos. 

En este exilio, el poeta catalán Joan Alavedra fue a vivir con él en 1939.  Alavedra había salvado el manuscrito de un poema de Nacimiento en la única maleta que le quedaba tras su huida por los Pirineos.
   
En Cataluña es una vieja costumbre montar en épocas de Navidad un nacimiento o Pessebre con muchas figuras–. Alavedra termina su Poema del Pessebre y obtiene de esta forma un primer premio en los juegos florales de Barcelona.  Impresionado por la sencillez Casals comienza inmediatamente a poner música de oratorio al poema.

Casals le pidió entonces a Alavedra que introdujera aún una escena de adoración antes de la parte final donde se expresa el profundo respeto de toda forma de vida exigido por el amigo de Casals, Albert Schweitzer y el anhelo de paz de la humanidad.

La forma en que Casals puso música al Poema del Pessebre de Alavedra tiene sus raíces en la gran música del siglo XIX. Alguno que otro crítico reprochó a Casals que ignorara el desarrollo experimentado por la música desde entonces, pero el maestro no tomó en cuenta las críticas.  El oratorio se divide en un prólogo y cuatro partes más:
El prólogo comienza con un preludio que Casals compuso al estilo de la sardana. Los pastores toman rápidamente algunos regalos para el Recién Nacido (descrito por el coro masculino de forma rústica) y se ponen en camino.
      
“En el camino de Belén” (primera parte del oratorio), los pastores se van encontrando una tras otra con diversas personas que están trabajando.  Las tres grandes arias para bajo de esta parte son de una gran solemnidad. Después de la segunda se introduce una canción de coro lírica que canta la Estrella de Belén.  A la tercera aria para bajo sigue un aria para contralto muy dramática: “La vieja hilandera” prevé la crucifixión de Cristo. La riqueza melódica de la música produce una impresión de felicidad. 
  
La tercera parte, para cuya música Casals se dejó inspirar por la pintura de Fray Angélico (según explicó con ocasión de la ejecución en Santa Croce, en Florencia), nos muestra la escena en el Portal de Belén. 
    
En la cuarta parte tiene lugar la adoración de los pastores y reyes.  Aquí interviene en varias ocasiones la voz de un ángel (soprano) para rectificar la idea que los adoradores se hacen del Rey recién nacido y aludir a la Pasión.