La afirmación hecha ayer por el presidente í“scar Berger, en el sentido de que recibió informaciones escalofriantes, palabra textual utilizada por el mandatario, de su colega hondureño en relación con los ataques a los pilotos de los buses urbanos, obliga a que este tema se vea en una dimensión diferente. Ya no es un pleito ni dimes y diretes entre dos partidos políticos, como parecía ayer cuando el diputado Taracena de la UNE entregó la documentación a la Ministra de Gobernación y los Patriotas negaron todo vínculo con Klugmann. Ahora estamos frente una situación mucho más delicada y no importa a quién pueda asesorar o no ese individuo, sino es preciso establecer a qué ha venido a Guatemala porque lo que pasó en el vecino país es sumamente grave.
En Honduras, recordarán los lectores, se llegó al colmo de que una pandilla atacó con fusiles de asalto a un bus, disparando indiscriminadamente y matando a más de veinte pasajeros. Eso ocurrió pocos días antes de las elecciones y con la evidente intención de sacudir a la población para que, por la inseguridad, tomara partido en las elecciones. La prensa hondureña no vaciló en vincular a ese personaje con los atentados que guardan mucha similitud con los ocurridos en Guatemala y si dicho asesor político ha entrado al país, es preciso que se sepa para qué ha venido y contratado por quién, puesto que él se gana la vida como asesor de campañas políticas.
Cuando un Presidente de la República hace un señalamiento de la gravedad y envergadura del que ayer hizo í“scar Berger, nadie puede tomar el caso a la ligera ni puede pensar que se trata simplemente de una escaramuza entre partidos políticos para hacerse daño. Olvidemos por completo ahora a la UNE y al Partido Patriota, puesto que en este caso lo que interesa no es el resultado electoral, sino que estamos frente a un caso de seguridad interna del Estado y es indispensable verlo con esa seriedad. Imaginemos por un momento que se pudiera estar planificando un atentado brutal como el ocurrido en Honduras antes de las elecciones, pensando que ello podría influir en el resultado. Sería irresponsable si el Estado no hace todo esfuerzo por investigar los hechos para impedir que aquí se pueda repetir el mismo fenómeno.
Repetimos que no se trata ya de un tema electoral porque la afirmación del Presidente lo saca de ese contexto para incluirlo en lo que debe ser la agenda de seguridad interna del Estado. Y por ello el Ministerio Público, los servicios de inteligencia y todo el aparato estatal tiene que ponerse en movimiento para investigar a fondo los hechos ya ocurridos con la idea de que hay que prevenir una tragedia. Ya habrá tiempo para retomar el debate electoral, pero ahora no es tiempo para cubrir con insultos de uno y otro lado un tema que es vital para la seguridad de los guatemaltecos para que no nos suceda nada «escalofriante».