Para acusar hay que ser responsable


Me sorprendió mucho la columna publicada ayer por nuestro colaborador Roberto Arias, puesto que en la misma formula un señalamiento muy serio sin más explicación que un reto que alguien, a quien no identifica, le lanzó hace algún tiempo en una visita a Retalhuleu. Dice don Roberto Arias que una persona que lo abordó en esa cabecera departamental le preguntó si tendrí­a el valor de publicar sobre los 228 millones de dólares (alrededor de 2,200 millones de quetzales) que el Gobierno habrí­a, según afirma, triangulado a Ricardo Castillo Sinibaldi, a quien erróneamente identifica como uno de los propietarios de la Cervecerí­a Centroamericana, por medio de Xetulul.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Yo creo que denunciar un trinquete no es, como dice don Roberto Arias, cuestión de valor sino de responsabilidad ciudadana, pero cuando se hace una denuncia de ese tipo tiene que actuarse con seriedad. Dice el columnista que recibió una copia borrosa de la denuncia y que pensó ir a Retalhuleu para buscar mayores datos, pero que «entre pitos y flautas no me he dado el tiempo para dar una vuelta por allá» y pide a los investigadores del Observatorio del Gasto Social o similares que hagan una investigación.

Tirando un pepitazo de tal calibre y magnitud, nada le hubiera costado al columnista darse el tiempo, como él dice, para dar una vuelta por allá y averiguar detalladamente de qué se trata la denuncia. Siempre he pensado que es obligación de los ciudadanos hacer público cualquier mal manejo que se haga de los fondos públicos, pero obviamente las acusaciones y señalamientos tienen que tener base y fundamento. Un reto lanzado aparentemente en plena calle por un individuo no identificado para mostrar si uno tiene o no tiene valor no es suficiente elemento para tirar una piedra de ese tamaño y menos utilizando de forma irresponsable la amplitud que ofrece un medio de comunicación que cree en la seriedad de las opiniones.

En La Hora no censuramos a nadie ni siquiera calificamos previamente las colaboraciones de quienes escriben en página editorial porque creemos en la más absoluta libertad, pero es penoso ver que este tipo de excesos son los que lo van haciendo a uno dudar sobre las bondades de tanta amplitud porque nunca cuestionarí­a la publicación de una acusación basada en datos serios y precisos, pero me parece irresponsable que un simple reto, como si fuéramos patojos escueleros, sirva para tirarse uno al agua con un señalamiento tan delicado.

No existe ningún dato sobre cuándo o cómo pudo haber sido la triangulación de fondos o siquiera la transferencia que no necesariamente implicarí­a una triangulación. No estoy diciendo que no pueda haber existido una anomalí­a, porque no tengo tampoco elementos para negar o afirmar nada, pero sí­ que el señalamiento es tan vací­o que cae en el plano de la absoluta irresponsabilidad. Honestamente hablando, cuando iba leyendo la columna ya publicada, no podí­a dar crédito a mis ojos al darme cuenta que mediante un reto envalentonaron a un colaborador para que usara el espacio para tirar una piedra sin datos y, lo peor, admitiendo que como no habí­a tenido tiempo de corroborar la noticia, preferí­a soltarla sólo para mostrar cuán valiente pueda ser.

Roberto Arias o cualquiera puede tener la seguridad que La Hora jamás ocultará una denuncia seria y con fundamento, pero tampoco puede ser desagí¼e para que alguien muestre su «valentí­a» tirando al aire acusaciones sin fundamento, porque eso no es ni responsable ni mucho menos edificante.