El papa Benedicto XVI invitó hoy a judíos, hindúes, sijs y musulmanes a una peregrinación al pueblo italiano de Asís, pero los dirigentes no participarán en una oración común como lo hicieron hace 25 años, cuando el papa Juan Pablo II convocó al Dalai Lama y a otros líderes a rezar por la paz durante todo el día, en medio de la Guerra Fría.
El Pontífice encabezó hoy una misa en el Vaticano previa al viaje, pero sólo para fieles católicos. El acto en Asís se realizará mañana, que a diferencia de la edición de 1986, no involucrará ninguna oración comunitaria entre los diferentes líderes religiosos.
El entonces cardenal Joseph Ratzinger no asistió al acto de 1986 y desaprobó que miembros de diferentes credos oraran en presencia de otros.
Como resultado, la edición del 25 aniversario no involucrará ninguna oración comunitaria: Los aproximadamente 300 participantes podrán rezar individualmente y en silencio en las habitaciones que se les asignen tras el almuerzo.
El cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, que ayudó a organizar la peregrinación de mañana como jefe de la oficina de paz y justicia del Vaticano, dijo que la oración «real» por la paz para conmemorar el encuentro de 1986 fue la vigilia de hoy en el Vaticano.
«El énfasis estará en el peregrinaje, en lugar de en orar juntos», le dijo Turkson a reporteros la semana pasada.
Hace 25 años, la declaración por el papa Juan Pablo II de un día global de paz fue algo radical en medio de las tensiones de la Guerra Fría: La guerra ardía en Líbano y en la frontera Irán-Irak, las guerrillas de la Contra estaban peleando contra el gobierno izquierdista en Nicaragua y el IRA estaba haciendo estallar bombas en Irlanda del Norte. Además, la cumbre nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética había concluido sin resultados.
En aquel momento, muchos católicos conservadores criticaron el acto, diciendo que el orar juntos daba la impresión de que de alguna manera todas las religiones eran iguales.
Ahora, Benedicto XVI preside en Asís su primera reunión intercredos y la decisión de eliminar cualquier rezo común es vista como una forma de corregir los errores del 1986.
«Como cristianos, queremos pedirle a Dios el regalo de la paz, queremos pedir que nos dé instrumentos de paz en un mundo aún lacerado por odio, divisiones, egoísmos y guerra», dijo Benedicto XVI en la vigilia del miércoles.