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«Me siento llamado a asumir este asunto, el mal que han cometido algunos sacerdotes, muy pocos en términos numéricos, que evidentemente no se pueden comparar con el número total de sacerdotes, y pedir perdón por los daños que han causado por los abusos sexuales a niños», afirmó el pontífice durante un encuentro en el Vaticano con personas dedicadas a la protección de la niñez.

   La Iglesia Católica, agregó el papa, es consciente de las graves consecuencias y no quiere dar un paso atrás cuando se trata de abordar el problema y castigar a los responsables. «Es un daño personal y moral causado por hombres de la Iglesia», subrayó.

   El jefe de la Iglesia Católica creó en noviembre pasado una comisión contra el abuso a niños. Poco después de asumir su pontificado, en marzo de 2013, anunció su intención de actuar con determinación contra los casos de abuso sexual en la Iglesia.

   El mes pasado, Francisco formó un primer equipo de ocho prelados y expertos para participar en la comisión contra el abuso infantil, entre ellas la irlandesa Marie Collins, quien como adolescente fue sometida a abusos por un sacerdote.

Algunos grupos, como la Red de Supervivientes de Abusos Cometidos por Sacerdotes (SNAP, en sus siglas en inglés), opinan que las medidas adoptadas hasta ahora por el Vaticano no van lo suficientemente lejos. Quieren que Francisco cite por sus nombres y sancione a aquellos obispos que en el pasado encubrieron a quienes cometieron abusos y les obligue a reportar todos los casos sospechosos a la policía.

La Iglesia católica se vio sacudida en 2010 por el escándalo por los abusos cometidos durante décadas a niños y jóvenes. Durante los años siguientes se dieron a conocer numerosos casos de abuso por parte de representantes de la Iglesia en varios países.

El papa subrayó también que los niños tienen que ser protegidos de todas las formas de violencia, incluyendo la esclavitud infantil y su reclutamiento en ejércitos, y que deben tener el derecho de «criarse en una familia con padre y madre».