Papa despide al cardenal colombiano López Trujillo


Alfonso López Trujillo, cardenal colombiano, en foto de archivo tomada hace tres años.

El Papa Benedicto XVI despidió hoy con una ceremonia fúnebre en la basí­lica de San Pedro del Vaticano al cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, de quien elogió el «celo y la pasión» con los que defendió «valores innegociables» como el de la familia.


«Su muerte ocurrida cuando parecí­a que se habí­a recobrado de una fuerte crisis de salud iniciada hace más de un año, suscitó en todos nosotros una profunda conmoción», admitió el Papa al término de la liturgia.

López Trujillo, de 72 años, presidente durante 18 años del Consejo Pontificio para la Familia, falleció el sábado por la noche por un paro respiratorio provocado por una infección en los pulmones en la clí­nica romana Pí­o XI.

«Me uno con afecto a todos ustedes para recordar la generosidad del difunto purpurado al servicio de la Iglesia y para agradecer al Señor las numerosas virtudes con las que enriqueció la persona y el ministerio de nuestro querido hermano», agregó el pontí­fice al término de la ceremonia.

Las exequias del purpurado colombiano, entre los más influyentes de la Curia Romana y estrecho colaborador del pontí­fice, se iniciaron a las 11H00 locales (09H00 GMT) con una misa de difuntos oficiada por el cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio.

Numerosas personas, entre ellas familiares, representantes del cuerpo diplomático así­ como cientos de religiosos y monjas, asistieron al rito, que contó con los cantos fúnebres del Coro de la Capilla Sixtina y un coro colombiano.

«Â¡Cómo no resaltar en este momento el celo y la pasión con la que trabajó durante casi 18 años, desarrollando una infatigable acción de tutela de la familia y del matrimonio cristiano!», clamó el Papa.

«Â¡Cómo no agradecerle la valentí­a con la que defendió los valores no negociables de la vida humana!», subrayó.

«Todos admirábamos su infatigable actividad», repitió el pontí­fice, quien habló de su tenacidad y generosidad y citó su libro «Lexicon» de vocabulario para la formación pastoral, «un instrumento para el diálogo contemporáneo», dijo.

Entre el centenar de cardenales y obispos que asistieron a las exequias se encontraba el cardenal colombiano Darí­o Castrillón Hoyos, prefecto emérito de la Congregación para el Clero, quien lo acompañó en sus últimos momentos.

«Las frases que Su Santidad le ha dedicado demuestran que el Santo Padre ha perdido no sólo a un amigo sino también a un gran aliado», comentó a la prensa Castrillón Hoyos.

En su homilí­a, frente a un féretro sobre el suelo en señal de humildad, Benedicto XVI recordó los momentos más importantes de la carrera eclesiástica del cardenal latinoamericano, desde su infancia en la población de Ibagué y luego en Bogotá, hasta su nombramiento en 1990 como presidente del Pontificio Consejo para la Familia, encargo que cumplió hasta su muerte.

«Han sido las mejores palabras que he oí­do en toda mi vida sobre mi hermano», comentó a la AFP con la voz entrecortada Flavio López Trujillo.

Un monumento en honor del cardenal colombiano será erigido en el nicho donde fue sepultado en la capilla de Santa Ana, a pocos pasos de la homónima Puerta de ingreso a la Ciudad del Vaticano.

«Era un hombre que cuando hablaba, hablaba en serio, pero también sabí­a bromear. Fue un hombre fuera de serie para el trabajo. Fue fiel a la Iglesia y defendió principios sin temores, aún sabiendo que por ello era impopular», aseguró por su parte el arzobispo colombiano de Bucaramanga, Ví­ctor Manuel López, su amigo desde los años de seminario.

«Será difí­cil remplazar una figura así­. El Papa exaltó su vida y su obra dentro de la Iglesia», comentó el embajador de Colombia ante la Santa Sede, Juan Gómez Martí­nez.

La vida y obra del primer cardenal colombiano que ha sido enterrado en el Vaticano ha generado debate en su paí­s, debido a sus posiciones ultraconservadoras en materia de familia y de defensa de la vida desde su concepción hasta la muerte natural.